Emoción, nervios y lágrimas en las que felicidad y tristeza se mezclan han sido las sensaciones que este sábado ha provocado el reencuentro en el aeropuerto de Málaga entre el ucraniano Alexis y la cordobesa Chari, protagonistas de una de las cientos de dramáticas historias que está dejando el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Después de una década sin verse, la egabrense Chari Lama ha vuelto a encontrase con el pequeño Alexis, ahora padre de tres hijos, un niño huérfano al que acogió en su casa de Cabra durante diez años en los meses de verano y en Navidad, con el que nunca ha perdido el contacto y al que ha vuelto a tender la mano sin dudarlo para que pudiera salir Ucrania, ahora con su propia familia, un duro periplo del que han llegado "agotados".

“No tengo palabras para expresar lo que hemos sentido al vernos de nuevo, solo puedo decir que ha sido muy bonito volver a reencontrarme con Alexis y conocer a su mujer y sus hijos”, ha señalado muy emocionada esta madre de acogida, luchadora nata y con un espíritu solidario difícil de igualar. Y mientras ella prepara una buena comida de celebración que también sirva para reponer energías, Alexis no puede sentirse más feliz, pese a lo que dejado atrás, dos hermanas a las que no sabe cuándo volverá a ver.

Encontrar trabajo

“Tenía muchas ganas de abrazar a papá y a mamá (como llama a Chari y a su marido) y mi mujer y mis hijos están dichosos de estar aquí”, ha señalado Alexis, cuyo propósito es descansar hoy, pero comenzar cuanto antes a tramitar su documentación y la escolarización de sus hijos en esa localidad, aunque lo que más le preocupa es encontrar trabajo.

“Tengo muchos amigos en Cabra a los que estoy deseando ver, pero lo principal es tener independencia económica porque necesito alimentar a mi familia”, para lo que siempre contará con la ayuda de Chari, que, a su vez, también ha recibido la solidaridad de numerosos vecinos de Cabra, que durante la pasada semana no han parado de ofrecerle tanto alimentos como artículos para niños.

Aunque aún no han dejado atrás el drama de “estar escondidos en un cuarto de baño para protegerse de los bombardeos”, la familia de Alexis mira al futuro con optimismo mientras intenta olvidar los duros momentos vividos desde que empezó el conflicto hasta llegar a Cabra.

“No quiero que mis hijos vivan en peligro, quiero que tengan una vida feliz, por eso hemos decidido salir de allí, lo que tengo que agradecer a papá y a mamá”, ha concluido Alexis, cuya vida ha vuelto a unirse a la de la mujer que un día, al ver un cartel que decía Acogedme por favor, no tengo familia, no dudó ni un solo instante en ofrecer su casa a uno de esos niños, con el respaldo de su marido y el resto de la familia. Porque Chari tiene tres hijos que trabajan en Palma de Mallorca y que, aunque se preocupan mucho por su salud y el trabajo que puede suponer cinco personas más en su hogar, se sienten infinitamente orgullosos de ella.