Hay historias humanas que tienen un principio y un final y otras que se alargan en el tiempo entrelazando a personas durante años a pesar de que las separen kilómetros de distancia. Una de esas historias es la de Alexis y Chari, protagonistas de un relato con muchos personajes secundarios. Todo empezó hace más de veinte años, cuando Rosario Lama (Chari), natural de Cabra, se encontró en el mercado de su pueblo el anuncio de una asociación que decía ‘Acogedme por favor, no tengo familia’. Recién operada de un cáncer de mama, madre de tres hijos y alma solidaria, decidió llamar por teléfono y ofrecer su casa a uno de esos niños, con el respaldo de su marido y el resto de la familia. 

Ese verano, Natalia, una niña procedente de un orfanato en el que había sido depositada a la muerte de su madre, pasó las vacaciones en su casa. Conmovida por la pequeña y deseosa de saber si era hija única, buscó una traductora y contactó con Ucrania, donde averiguó que tenía otros cuatro hermanos, pero cada uno había sido recogido en un orfanato distinto.

El verano siguiente, la avisaron de que habían localizado a Olga, la hermana pequeña de Natalia, aquejada por una discapacidad provocada por el desastre de Chernobyl. «15 días antes de que llegaran, la asociación benéfica Miguel Vacas, organizadora de las acogidas, me avisó de que tenían una sorpresa y me enteré de que había un tercer hermano que también viajaría a España, Alexis, para quien estaban buscando alojamiento», recuerda Chari, emocionada, «yo les dije que no buscaran más porque se venía conmigo y con Natalia». Y así fue cómo se conocieron los tres hermanos, en Cabra, donde durante una década de su infancia se reunieron para pasar las vacaciones y algunas navidades. Pasado el tiempo, más de diez años, Chari, su marido Manolo, y los niños, que han ido creciendo hasta hacerse adultos, no han perdido el contacto.

Alexis con sus hermanas, en Cabra, cuando vinieron acogidos por Chari y su familia.

«Ahora Natalia tiene 30 años, Olga 28 y Alexis, el más pequeño, 26», detalla Chari, que estos días anda con la sensibilidad a flor de piel por todo lo que está pasando. «Desde que empezó la guerra, hemos hablado con ellos a diario», señala Chari, «Natalia tiene pareja y dos hijos y ha decidido quedarse en Ucrania con Olga, su hermana, que ahora vive con ella», añade, «pero Alexis tiene mujer y tres hijos pequeños y todos salieron de Kiev en cuanto pudieron». Según relata la madre de acogida, estuvieron cuatro días en autobús hasta cruzar la frontera. «Gracias a la ayuda de los vecinos, les hemos enviado dinero y ahora están en Hungría», señala, «en una casa de acogida».

Sin embargo, Alexis, para quien Chari es lo más próximo a una madre que haya podido conocer, la llamó hace unos días y le dijo que le gustaría venir a España. «Le faltaban 83 euros para comprar los billetes y se los mandamos rápidamente, así que si todo va bien, llegarán a España el 19 de marzo».

Chari, cuyos tres hijos biológicos viven y trabajan en Palma de Mallorca, con sus familias, no dudó ni un momento en abrir su casa a aquel niño, ahora adulto, y a toda su familia, para que se instalen el tiempo que sea necesario. «Tienen un niño de 11 años, otro de 4 y una niña pequeña de poco más de un año», añade Chari, cuyo objetivo es «sacarlos del peligro y que vivan en paz». 

A sus 63 años, ha superado un cáncer, varias operaciones de columna y cada día se enfrenta al dolor crónico que le provoca la artrosis y artritis que padece. Luchadora nata, al igual que su marido, Manolo, maquinista de la construcción ahora prejubilado, están convencidos de que la causa merece el esfuerzo y cuentan con el respaldo de los suyos. Chari recuerda a Alexis y a sus hermanas con mucho cariño. «Son unas personas muy agradecidas y nos queremos mucho, cuando vinieron de niños, acababan de operarme, yo estaba con peluca y en pleno tratamiento y creo que ellos hicieron por mí más que yo por ellos», afirma sincera, «al principio, no hablaban español, a mí me dieron un papel con cuatro palabras en los dos idiomas y así nos entendimos hasta que ellos fueron aprendiendo muy rápido a hablar nuestro idioma». 

La intención de Alexis es buscar trabajo y quedarse en España, al menos mientras la situación se normaliza en su país. «Ahora estamos intentando prepararlo todo porque los niños tendrán que ir al colegio y habrá que buscar ayuda porque ellos tendrán aquí comida y techo, pero somos dos jubilados y ellos son una familia numerosa», comenta Chari, «nos están ayudando con ropa, pañales, una cuna y hasta una bicicleta, habrá que salir adelante».