El Círculo de la Amistad ha acogido un debate sobre políticas sociales, organizado por Diario CÓRDOBA, y que ha sido precedido por una conferencia de la consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía, Rocío Ruiz. Moderado por el redactor jefe de Diario CÓRDOBA, Rafael Aranda, en este debate han intervenido, además de la consejera, el presidente de la Fundación Prode, Blas García, la responsable del área de Mayores de Cruz Roja, María Torralbo, y el vicepresidente de Aproni, Jaime Fernández.

-¿Cuál es el panorama al que se enfrentan día a día? 

-María Torralbo (M. T.): Todas las personas que trabajamos con personas mayores nos enfrentamos a situaciones de soledad no deseada, muchas derivadas de la pandemia. Cumplimos años, las personas significativas de nuestro entorno las vamos perdiendo y tenemos una desconexión con la sociedad que nos rodea. Tenemos proyectos para trabajar la soledad no deseada, también de autonomía personal y prevención de la dependencia. Cruz Roja es una entidad de voluntariado que hace actividades sencillas, no profesionales, y ahí está todo ese trabajo. Trabajamos también con personas cuidadoras no profesionales, completando otros recursos, intentamos detectar el maltrato a las personas mayores (que es muy difícil que denuncien) y tenemos proyectos de trabajo comunitario. Por ejemplo, tenemos los Radares de Soledad con los que intentamos que las personas de la red de cercanía, desde el carnicero hasta el farmacéutico, si detectan que hay personas vulnerables, nos avisen.

-Blas García (B. G.): Intentamos mejorar el entorno. Prode se creó en el norte de la provincia y vimos cómo se ha pasado de vivir de la caridad, de la beneficencia, a transformar esa idea. Hemos convertido este sector, que se ve casi como una carga para la sociedad, en el agente de desarrollo más importante junto con Covap allí en la zona. Es cuestión de creatividad, de imaginación y de ganas de trabajar. Hay algo que nos caracteriza y es que hemos visitado las experiencias más importantes en otros ámbitos (nacional e internacional). Nosotros no somos más tontos que nadie, no tenemos menos capacidad que nadie para emprender socialmente. Nosotros tenemos 28 proyectos de carácter social (viviendas, residencias, centros de día…) y 24 de carácter empresarial. Somos de la opinión de que es necesario trabajar, las personas para ser felices tienen que trabajar. Hay dos maneras de enfocar ese trabajo: trabajo protegido y trabajo con apoyo. En el trabajo con apoyo es más difícil avanzar porque dependemos de terceros, del empresariado, en el protegido, no, porque somos nosotros los emprendedores. Tenemos casi 700 trabajadores y la mayoría de ellos tienen discapacidad.

-Jaime Fernández (J. F.): Nosotros tenemos una ventaja y es que trabajamos en tantos sectores y con tantos colectivos que nos permite tener una visión ecléctica de las políticas sociales. Aproni se dedica a echar una mano a toda persona que lo necesite porque esté en una situación de vulnerabilidad. Nacimos del voluntariado y tuvimos que profesionalizarnos. En esa mezcla, entre el corazón y la técnica, es donde procuramos que las cosas vayan un poco mejor. Tenemos tres líneas fundamentales de intervención: infancia y familia, discapacidad y dependencia y voluntariado y cooperación. Creemos que esas tres líneas completan el espectro de las grandes necesidades que tiene nuestra sociedad y a partir de ahí desarrollamos nuestros proyectos.

-Consejera, ¿cuál es su relación con estas organizaciones? 

-Rocío Ruiz (R. R.): Hay que ser conscientes de que el sistema de atención de las personas con discapacidad, menores, mayores… son ellos. Ahora que se manipulan mucho los conceptos de privatización, público, privado… En Andalucía hay solo 14 residencias públicas de mayores y una de discapacidad, el resto las han creado estos señores y señoras mediante conciertos. Surgiendo de familias y voluntariado han creado una arquitectura de atención con una calidad impresionante y nosotros tenemos que ir con ellos. Ahora tenemos ese mundo de oportunidades que son los fondos Next Generation. Trabajamos juntos, no se puede trabajar de otra manera, son imprescindibles para nosotros. Por ejemplo, con Cruz Roja presentamos el protocolo de la soledad no deseada. Ese protocolo recuperaba la esencia de la vida en comunidad, cuando el tendero o el de la farmacia estaba pendiente de ti, ahí no se nos escapaba cuando una persona estaba sola. También he tenido oportunidad de visitar Prode y me parece que son unos visionarios, el empleo da dignidad y la mejor política social es un empleo. Hablamos mucho de esos fondos Next porque hay una partida importante para el tercer sector donde se pueden presentar proyectos innovadores, como los de Prode. Y con Aproni tenemos el proyecto de residencia de cuidados intermedios.

-¿Son suficientes las ayudas que reciben de las administraciones? 

-J. F.: Parece que tenemos la sensación de que nunca se llega. Pero pensamos que la administración en general, y la consejería en particular, ha dispuesto los medios que ha tenido en sus manos. No solamente en temas materiales y económicos, que también, como por ejemplo durante el pico de la pandemia. Hay que poner el acento no solo en cuantitativo, sino en lo cualitativo. Nosotros hemos sentido a la administración cerca, ante una circunstancia de emergencia social como no la hemos vivido, cuando descolgabas un teléfono había una persona al otro lado a cualquier nivel. Las entidades del sector, que dependemos de quién esté en ese momento, nos guardamos muy mucho de poner en valor las cosas que recibimos y de manifestar aquello que no nos parece que esté tan bien hecho. Durante esta crisis ha habido muchas cosas que podríamos haber hecho mejor, pero hemos sentido a la administración detrás.

-M. T.: La consejería, en el programa de mayores, es nuestra principal financiadora. Gracias a ellos estamos funcionando. También nos apoyan otras administraciones de todo tipo. Es un apoyo muy importante. Este año hemos conseguido un proyecto nuevo, de soledad no deseada, y el año pasado teníamos atención integral a personas mayores y de cuidadores. Vemos ese esfuerzo de la consejería por atender las necesidades de la población. Nosotros somos auxiliares y estamos a disposición de todas las administraciones y de la ciudadanía. 

-B. G.: Los recursos siempre son escasos y si vemos la tasa interanual del IPC vemos que ha subido un 7,6%, eso afecta mucho al gasto y mantenimiento de centros de carácter social. Algo que nos dejó fuera de juego fue la subida del convenio de discapacidad y del SMI. Tuvimos que hacer un plan de emergencia como consecuencia de esto porque nos suponía tener un gasto no presupuestado de 1,2 millones en el 2019. La reivindicación de la subida del coste/plaza ha sido permanente porque en una década subió un 3,6%, y solo este año ha subido un 6%. Es necesario continuar con la mejora de los centros. Los centros suponen ahora mismo un déficit, las cuentas no salen. Hay que tener la capacidad de dialogar a medio plazo. Y no hablamos de ánimo de lucro, sino de hacer las cosas por las personas que están ahí.

-R. R.: Las ayudas nunca son suficientes y menos en los momentos que nos han tocado vivir. Se nos pasa de nuestras posibilidades. El esfuerzo ha sido enorme, pero no nos podíamos esperar una crisis de esta dimensión. Lo que necesitamos ahora son políticas a nivel nacional, una bajada de impuestos, de tasas o de ayuda al sector más afectado. Lo que sí garantizamos es que en la peor época de la pandemia se movilizaron tal cantidad de recursos que llegaron a todos.

-¿Cuáles son los retos de cara a los próximos años? 

-J. F.: Desde una perspectiva general, el principal reto que tenemos en políticas sociales es fortalecer la cohesión y la confianza social. Para mí la cohesión social es básica. Las crisis que estamos viviendo hacen que se incrementen las desigualdades y eso es un desequilibrio. La cohesión social lo que da es equilibrio a la sociedad. Que todo el mundo se sienta parte, con las mismas oportunidades del sistema.

-M. T.: Pensando en las personas mayores, los retos son una aceptación positiva del proceso de envejecimiento, que se hable de ese proceso de una manera asertiva, el respeto a las personas mayores y que puedan acceder a los recursos. Además, que las personas mayores puedan participar activamente en la sociedad (las que no lo hacen).

-B. G.: Hay una cosa básica y es que todos cuando nacemos tenemos una obligación: ser felices. Creo que es una obligación individual y colectiva. Tenemos que procurar ser felices todos. Hay algo determinante, la autonomía personal, poder obrar según nuestra voluntad, nuestros deseos y nuestras preferencias. Tiene que haber también una distribución justa de recursos para que eso se pueda dar. En cuanto a discapacidad hay que ir hacia un modelo de vivienda autónoma, no tengo por qué vivir en una residencia si no quiero. Es necesario que hagamos, en cuanto a los centros de día ocupacionales, un modelo que sea más inclusivo. Y también es básica la formación orientada a la formación dual.