El robo de la corona de la Virgen del Rosario en la iglesia de San Pablo, en Córdoba capital, ha puesto sobre la mesa el debate de la seguridad en los templos. Las iglesias cordobesas guardan en su interior auténticos tesoros de incalculable valor, por lo que no resulta del todo extraño que haya quien vea en estos elementos un medio con el ganar dinero (de forma ilegal).

Pero, ¿es fácil de vender una joya como la corona robada en el mercado? La respuesta es rotundamente no. Lo explica Manuel Francisco Cortés, experto anticuario con muchos años a sus espaldas en esta profesión. Nada más preguntarle por este suceso afirma que se enteró por los medios de comunicación y le llamó mucho la atención.

La corona robada es una joya que data de finales del siglo XIX o principios del XX que está realizada en plata, pero en color dorado. Cortés apunta la posibilidad de que el ladrón se creyera que la pieza es de oro. Fundir una pieza de plata que este experto calcula no pesa más de medio kilo no rentaría mucho dinero, se atreve a calcular que unos 200 euros (la pena por robar un objeto de este tipo es bastante mayor). De ahí que Cortés se piense que, quizá, al ser dorada, el ladrón se creyera que era de oro, de mucho más valor que la plata.

Si el objetivo fuera colocarla en el mercado, tampoco tiene mucho sentido. Este anticuario explica que en estos negocios se trabaja con muchos documentos, se intenta tener la máxima información de la pieza que entra en la negociación. Además, está el hecho de que la noticia haya sido dada a conocer por los medios de comunicación, lo que pone en aviso a los empresarios: "Si a mí me llegaran con esa corona, no la compraría, sino que avisaría a la Policía", afirma tajante Cortés.

La otra posibilidad sería colocarla en páginas y aplicaciones de compraventa, pero este movimiento no sería muy inteligente por parte del ladrón. Cortés detalla que son precisamente estas plataformas las primeras que suelen consultar los investigadores cuando se produce un robo de este tipo. 

El Copón Divino de Rute

La Guardia Civil es la encargada de investigar este tipo de robos en municipios de la provincia, y no son pocos. Según fuentes consultadas por este periódico, siempre se actúa cuando se pone la denuncia, se hace una inspección ocular y se toman pruebas. A partir de aquí se inicia la investigación. Uno de los casos más sonados de los últimos años fue el robo del Copón Divino sustraído de la Ermita de San Pedro de Rute y perteneciente a la cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y la Soledad de Nuestra Señora. La Guardia Civil detectó que el autor del robo estaba intentando vender la pieza. El Instituto Armado tuvo conocimiento de ello gracias a los propietarios de varias tiendas de antigüedades. Primero se pudo recuperar el Copón Divino y más tarde se detuvo a su ladrón, un vecino de Rute que era ampliamente conocido por sus antecedentes delictivos.

Este suceso en Rute no ha sido el único que ha acaecido en la provincia. Por ejemplo, un hombre fue llevado ante la justicia por robar hasta en siete ocasiones en cinco iglesias y ermitas de los municipios de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba.

La Mezquita, a salvo

Si alguien piensa en un robo en un templo de Córdoba lo primero que se le puede venir a la cabeza es la Mezquita-Catedral. En ese caso, hay que estar tranquilos, el mayor templo de la Diócesis cuenta con un fuerte plan de seguridad que hace de la Mezquita un lugar prácticamente inviolable para los cacos.

La seguridad frente al robo del monumento queda, en parte, recogida en el plan director elaborado por el Cabildo y entregado hace pocos meses a la Junta. Además de un equipo humano que permanece en el templo 24 horas, la Mezquita-Catedral cuenta con los sistemas de seguridad más avanzados. En este caso, hay un sistema de detección de intrusión formado por sensores que permite la detección temprana de un posible intento de intrusión, posibles robos o daños al sabotaje y previsión ante el sabotaje de elementos para eliminar su capacidad de protección. Es decir, que no solo el edificio en sí está protegido frente a los ladrones, sino que prácticamente la totalidad de su contenido también está a salvo de manos ajenas.