Ya sea por una pulsión primitiva permanente o, todo lo contrario, por la voluntad de sobrevivir a la decadencia temporal a través del arte, los tatuajes ganan cada vez mayor presencia en los cuerpos de mujeres y hombres contemporáneos.

Ni siquiera una pandemia ha podido tumbar este negocio en alza, que abarrota los estudios especializados de citas previas mientras otros sectores como el turismo o el pequeño comercio agonizan. No es que esta práctica resulte barata y puede salir muy cara si se produce una reacción alérgica o una infección en la zona tatuada. La Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía ha publicado este enero una guía para el autocontrol de establecimientos e instalaciones de tatuaje, micropigmentación y piercing a nivel autonónimo, en la que se especifican las normas de higiene que deben seguir los profesionales para evitar riesgos a la salud. Una novedad que a Javi Márquez, tatuador de El Sol Tattoo Shop, no le pilla desprevenido.

«Los tatuadores debemos estar continuamente atentos a las novedades del BOJA en cuanto a higiene y ahora existe mayor regulación, pero antes venían los inspectores y no sabían ni a qué debían estar atentos», declara Javier a este diario mientras tatúa una frase en el brazo de Fran, o Willy, como le llaman sus amigos. «Mi padre murió hace dos meses, así que quiero llevar esta frase para recordarlo», cuenta el cliente, que grabó el primer dibujo en su cuerpo «cuando era joven y estaba loco», cuenta, y «luego lo tapé con otro». En la sala contigua Amber, una estudiante holandesa, está a punto de tatuarse los arcos de la Mezquita-Catedral. Es la dinámica habitual de El Sol, que este año cumple 25 años desde su apertura, con unos ingresos al alza.

"Están cada vez más de moda los diseños de línea fina, los felinos, los motivos florales y las brújulas"

«Están cada vez más de moda los diseños de línea fina, en todas las edades, aunque aquí en Córdoba importa mucho la estética y los felinos, los motivos florales, las brújulas o la conmemoración a un familiar no fallan», explica Javi, especializado en el estilo de tatuaje realista. Tras 11 años de formación en este oficio, asegura que «los comienzos son precarios» porque todavía no existe una acreditación específica para estos profesionales, a los que se les integra dentro de la rama de la estética y el maquillaje, con la amplitud de posibilidades que ello conlleva. No obstante, pronto se pondrá en marcha una acreditación de competencias que valide las habilidades de quienes han ejercido profesionalmente. «Esto puede hacer que más gente se lo tome en serio, o puede generar el efecto contrario que haga huir de la acreditación a quienes tatúan de forma ilegal en casa», comenta Javi a este respecto, sin apartar la vista de la aguja, que debe renovarse con cada cliente, así como los botes de tinta, los guantes, la desinfección del material no reutilizable.

Javi Márquez lleva 11 años grabando dibujos realistas en piel. MANUEL MURILLO

Aunque a veces las complicaciones se producen a pesar de las minuciosas medidas higiénicas. «Pueden producirse infecciones o reacciones alérgicas por muy limpio que esté todo», apunta Baldomero García Mir, dermatólogo especialista, quien ha visto «de todo» en su consulta. «Los tatuajes policromados provocan en la piel la alergia a un pigmento de un color concreto y causa una quemadura imposible de borrar hasta para un láser, que no hace milagros ni es una goma de borrar», explica el especialista. Por ello, y aunque las complicaciones en tatuajes son cada vez menos frecuentes por la creciente especialización, recomienda recurrir siempre al trabajo de un tatuador profesional.

Se trata de un mundo amplio que provoca mayores beneficios emocionales de lo que podría parecer a simple vista. Así lo confirma Merche Valenzuela, a punto de tatuar las cejas a una señora mediante la técnica del microblading, y quien también acostumbra a realizar tatuajes oncológicos a las mujeres que, debido a un cáncer, se han quedado sin mama y quieren volver a tener un pezón. «Me reconforta mucho ver la reacción de esas mujeres cuando se miran al espejo», cuenta Merche, acostumbrada también a tatuar color en labios y pelos en cabezas calvas.