El científico ruteño Pedro José Sánchez Cordón es doctor en Veterinaria y Premio Extraordinario de Doctorado (área de ciencias de la salud) por la Universidad de Córdoba, especializado en Patología Veterinaria. En el 2020 se incorporó al Centro de Investigación en Sanidad Animal (Valdeolmos, Madrid), perteneciente al INIA-CSIC, donde es responsable de la Unidad de Patología Veterinaria. En la actualidad colabora en la elaboración de la vacuna española contra el covid-19.

Le acaban de conceder en diciembre el premio Plaza de España por su contribución científica, ¿qué supone para usted? ¿Se esperaba este reconocimiento?

La verdad es que no me esperaba ni éste ni ningún otro reconocimiento. Ha sido una grata sorpresa. Llevo años trabajando de la misma manera que lo he hecho hasta ahora, pero quizá por mi colaboración con los grupos de investigación del CSIC que están trabajando en el desarrollo de vacunas frente al virus SARS-CoV-2, mi labor ha sido más visible. Para mí supone un incentivo para continuar con mi trabajo. Además, creo que es una oportunidad para que se reconozca la labor que la profesión veterinaria desarrolla en ámbitos que son menos conocidos por la sociedad, como es el caso de la investigación o la salud pública.

¿Cómo comenzó su trayectoria investigadora, que es hoy tan extensa?

Yo comencé como alumno interno del Departamento de Anatomía Patológica de la Facultad de Veterinaria de Córdoba. Era un departamento muy activo, con investigadores muy jóvenes y con mucho talento, y profesores con una enorme experiencia y gran vocación docente. Tenían una línea de investigación muy bien consolidada enfocada al estudio de enfermedades víricas hemorrágicas porcinas. Además, estaba el Servicio de Diagnóstico, donde podías formarte como patólogo y docente. Había muy buen ambiente académico y científico, y aquello me motivó a decantarme por la investigación. Después de acabar la tesis trabajé como investigador gracias a distintos programas como el Ramón y Cajal. Participé en varios proyectos enfocados al estudio de enfermedades animales como la peste porcina africana, la peste porcina clásica, la lengua azul o la diarrea vírica bovina. En el 2011 surgió la oportunidad de trabajar en centros de investigación británicos, inicialmente de forma temporal, aunque finalmente acabé quedándome casi 10 años. Sin duda, esta experiencia fue determinante para el desarrollo de mi carrera científica.

Córdoba va a tener un instituto puntero en zoonosis y enfermedades emergentes, impulsado por la UCO. ¿Qué le parece?

En Córdoba se dan las condiciones perfectas para la creación de un centro de estas características dada la trayectoria y nivel científico de los grupos de investigación que lo conformarán, pertenecientes tanto al ámbito de la investigación biomédica en humanos como de la investigación en veterinaria. Me consta que, desde hace años, existen colaboraciones entre grupos de investigación cordobeses que abordan el estudio de enfermedades zoonóticas desde distintas perspectivas. Este centro será único en Andalucía. Permitirá que los grupos de investigación interactúen de una forma más eficaz, y que se optimicen los recursos económicos y humanos.

Usted se incorporó en el 2020 al Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA), perteneciente al INIA-CSIC, ¿qué investigación desarrolla en estos momentos?

El CISA es un centro de alta seguridad biológica, único en España, donde existen grupos de investigación multidisciplinares centrados en el estudio de enfermedades emergentes animales que constituyen una amenaza para la cabaña ganadera y también para la salud pública, las denominadas zoonosis. Desde que volví a España, colaboro en proyectos enfocados al desarrollo de vacunas para el control de la lengua azul y la peste porcina africana, así como en vacunas frente a enfermedades zoonóticas como la fiebre del valle del Rift. Debido al cambio climático, algunas de estas enfermedades, especialmente las transmitidas por vectores, como mosquitos o garrapatas, se expanden sin control, por lo que tenemos que trabajar para prevenir futuros problemas tanto en el ámbito de la sanidad animal como de la de salud pública. Algunas de estas enfermedades, como la fiebre del valle del Nilo occidental o la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, ya han causado muertes en nuestro país. Con vistas al futuro, en el CISA también estamos trabajando en el diseño de un laboratorio de máximo nivel de contención biológica (NCB4), que esperamos esté operativo en unos años. Esta instalación científica será única en España y permitirá realizar trabajos con algunos de los patógenos más peligrosos conocidos, como el virus del Ébola, el virus de Marburgo o el mencionado virus de Crimea-Congo, responsables de fiebres hemorrágicas letales en humanos.

Como patólogo veterinario participa en la evaluación de algunos de los candidatos vacunales que distintos grupos del CSIC están desarrollando. ¿cuál es su labor?

Desde la Unidad de Patología Veterinaria, colaboramos no solo con los grupos que trabajan en el desarrollo de vacunas frente al SARS-CoV-2, como los liderados por los doctores Luis Enjuanes, Mariano Esteban, Juan García-Arriaza o Vicente Larraga, sino también con otros grupos del INIA-CSIC que trabajan en el desarrollo de tratamientos antivíricos, como el liderado por el Dr. Martín-Acebes. Mediante estudios histopatológicos e inmunohistoquímicos nos encargamos de evaluar la eficacia y seguridad de las vacunas o tratamientos en los distintos modelos de pequeños animales de laboratorio utilizados. Básicamente estudiamos si los animales vacunados o tratados con distintos fármacos antivirales desarrollan lesiones, como neumonías, tras ser infectados con el SARS-CoV-2. Se han obtenido resultados muy prometedores con algunos de los candidatos vacunales, por lo que esperamos que a lo largo de este año se autoricen los ensayos clínicos en humanos. También llevamos a cabo estudios cuyo objetivo es entender cómo actúa el virus y cómo provoca daño en los animales de experimentación.

¿Cree que la salud humana y la sanidad animal son interdependientes?

Soy veterinario, por lo que para mí es un hecho irrefutable. La salud de las personas está directamente conectada a la de los animales y el entorno. Aproximadamente el 75% de las enfermedades infecciosas emergentes en humanos son zoonóticas, es decir pueden transmitirse de los animales a los humanos. 3 de cada 5 enfermedades nuevas en humanos son de origen animal. La degradación del medio ambiente debido a la sobreexplotación de recursos, la mayor demanda de proteína animal, el aumento de la agricultura intensiva, la explotación de la vida silvestre y el cambio climático son sólo algunos ejemplos que pueden explicar la creciente aparición de zoonosis. El principal objetivo de la profesión veterinaria es proteger la salud de las personas mediante la protección de la salud de los animales. Por todo ello, el concepto One Health (una sola salud), tan de moda últimamente, es un concepto que la profesión veterinaria lleva defendiendo desde hace décadas. Es solo cuestión de tiempo que aparezcan nuevas zoonosis.

¿En qué medida preocupa la peste porcina africana en el mundo?

Actualmente, la peste porcina africana supone la mayor amenaza a la que se enfrenta la industria porcina mundial. Desde que la enfermedad volvió a detectarse fuera de África en 2007 se ha expandido sin control por Rusia, Europa, China, que es el mayor productor de cerdo del mundo, y países del sureste asiático. Recientemente ha dado el salto a América. No tenemos aún una vacuna ni tratamientos que puedan controlar la enfermedad. El CISA lidera un proyecto europeo para el desarrollo de una vacuna.