Un paseo por la Ribera anima a muchos cordobeses a querer capturar el momento y sacar una instantánea, pero en esa imagen cada vez son más frecuentes árboles o arbustos que restan protagonismo al Guadalquivir.

Una queja muy común de los vecinos de la zona, que urgen sobre todo a la limpieza de la parte derecha del río, en la que, la asociación de vecinos La Medina, asegura, no se ha actuado y «supone un peligro porque las raíces cada vez van tomando más espacio y se están llenando de limos», subraya Vicente Castilla, miembro de la asociación vecinal.

Esta polémica no es novedad en la ciudad, de hecho las administraciones local y autonómica tienen en funcionamiento planes que se dedican precisamente al mantenimiento y limpieza de la vegetación de ribera.

Las ramas ocultan las vistas desde el lado derecho del río. FRANCISCO GONZÁLEZ

Este tema no solo ha creado debate entre vecinos e instituciones, es una cuestión multidisciplinar y, sin duda subjetiva, que afecta al paisaje, el patrimonio (oculta enclaves como los antiguos molinos o la noria) pero también al medio ambiente, ya que en toda esta vegetación han formado su hogar multitud de especies animales. «Los ríos lo normal es que tengan vegetación de ribera, ya que suelen ser zonas muy húmedas y favorecen que esta se genere, y además, en zonas donde el agua se remansa se facilita el depósito de sedimentos que viene arrastrando el río y en esas isletas se implante vegetación. Esa vegetación favorece que haya biodiversidad, anidan pájaros, reptiles y todo tipo de fauna que hay en masas de agua como los ríos», explica la catedrática en Ingeniería Hidráulica de la Universidad de Córdoba, María José Polo.

Plantas invasivas el Molino de la Albolafia, enclave especial para muchos vecinos. FRANCISCO GONZÁLEZ

El río Guadalquivir, a su paso por Córdoba, en particular, tiene su caudal «totalmente modificado» debido a la existencia de embalses, lo que implica que en verano lleve más agua de lo que llevaría si no se hicieran descargas para regadío, y en invierno un caudal mucho más elevado. «Teniendo en cuenta que no es una ribera natural y que está encajada en una zona urbana, entonces la vegetación que hay en la ribera y en los propios sotos es una consecuencia indirecta de la regulación del río por los embalses. Al no haber avenidas de agua tan intensas, se ha podido establecer una vegetación permanente que ha favorecido que la biodiversidad sea mayor porque se han establecido poblaciones de distintas especies», detalla Polo.

En este sentido, la experta apunta que no se pueden eliminar de raíz estas especies pero que tampoco se puede dejar toda la vegetación que crece alrededor del río, lo ideal es buscar un equilibrio entre mantener esos ecosistemas, «buscando un término medio entre eliminarlo y dejar que prolifere». Si toda la vegetación que crece no tuviera control, podría derivar en riesgos en caso de inundación y problemas de desequilibrio ecológico porque «ese tipo de vegetación va acumulando los sólidos en suspensión que lleva el río y en determinados momentos puede dar lugar a fenómenos como lo que llamamos anopsia, que es falta de oxigeno, que puede pudrir la vegetación por exceso, dando lugar a olores, contaminación y otros perjuicios ecológicos y a la calidad del agua», añade la catedrática. En este asunto hay gran cantidad de intereses que requieren un análisis multidisciplinar para encontrar ese equilibrio.

Un arbusto supera la altura del muro. FRANCISCO GONZÁLEZ

La instituciones competentes ya están actuando con varios planes como el de Sadeco, que está limpiando la zona y mejorando la accesibilidad de los vehículos. Hasta ahora, han avanzado bastante en la parte que va desde el puente de El Arenal hasta el de Miraflores y en la que va desde el Puente Romano hasta el de San Rafael, según ha informado la empresa municipal. La Junta, responsable de Los Sotos de la Albolafia, está llevando acabo labores de limpieza y manejo de la vegetación, eliminación de especies vegetales invasoras, desbroce y restauración