«El objetivo no es otro que potenciar el patrimonio de Córdoba, pero esta vez desde una perspectiva diferente», asegura Gabriel Lancho mientras pone a punto su avión, «que no avioneta», me corrige. Él es el presidente del Club Aéreo de Córdoba, organización promotora de la iniciativa ‘Volar en Córdoba’, en la que, a través de un vuelo de 40 minutos, se muestran los principales monumentos de la ciudad a vista de pájaro. Además, al término del recorrido se ofrece un vídeo en 360 grados de la experiencia.

El viaje sobrevuela Medina Azahara, llega hasta las Ermitas para, a continuación, dirigirse a la Mezquita-Catedral y el Casco Histórico. «La idea me surgió en un viaje a París, estaba en el Palacio de Versalles y dije, estaría bien conocerlo desde arriba», asegura Lancho. Aquello lo extrapoló a Córdoba, «con todo el patrimonio que tenemos, desde el club queríamos ayudar a potenciarlo». Así pues, desde octubre ofrecen este servicio de la mano del Imdeec, aunque ha sido ahora, con la apertura de la movilidad, cuando las instituciones lo han promocionado de forma más intensa.

Vista aérea de la Mezquita-Catedral y su entorno desde el avión. | A.R.SÁNCHEZ

No obstante, no es la primera vez que el Club Aéreo de Córdoba realiza este tipo iniciativas. Hace diez años comenzaron a hacer lo que se conoce como «bautismo de vuelo», en el que el usuario sobrevolaba el Castillo de Almodóvar y el embalse de La Breña. Durante el trayecto se le explicaban algunos conceptos básicos de la aviación e incluso se le dejaba coger los mandos de la nave. «Tuvo muy buena acogida y a partir de ese momento muchos clubes de otras ciudades comenzaron a copiarnos. Fue entonces cuando, unida a la idea del patrimonio, decidimos darle una vuelta más y utilizar en este caso un avión ultraligero con la cabina abierta; para que se viva más el vuelo», comenta Lancho. «Ya verás que es muy diferente», sentencia.

El vuelo

Con cierto nerviosismo, pero ilusionado, subo como puedo a la aeronave. El habitáculo es pequeño y los cinturones, el casco y los auriculares hacen que la sensación de encajonamiento sea aún mayor. Lancho arranca el motor, que hace un ruido ensordecedor y, tras hablar con la torre de control, en pocos segundos se dispone a despegar.

El avión coge velocidad y, en el momento en el que las ruedas abandonan el suelo, un cosquilleo me invade e, inevitablemente, una sonrisa me llena el rostro. El despegue es muy suave. Una vez cogida altura, el viento se nota pero no impide disfrutar. Se ve Córdoba desde otra perspectiva completamente diferente y la entiendes de otra forma. Observo la Mezquita como nunca antes. No obstante, poco a poco comienzo a fijarme en otros pequeños detalles. Distingo los barrios a la perfección y las variaciones en su diseño. Las casas pequeñas de Cañero, el caos de la Judería, la perfección geométrica del Campo de la Verdad...

El vuelo es sorprendentemente disfrutable y tranquilo. Entras en una dicotomía entre fotografiar el Casco Histórico o disfrutar de la experiencia, para acabar optando por lo segundo. Estoy tan absorto que los papeles se invierten y es el propio Lancho el que me hace preguntas sobre el recorrido. Vuelvo a tierra en un aterrizaje tan suave como el despegue y tras un vuelo que deja con ganas de más.

Contratar el servicio

El Club Aéreo de Córdoba no ofrece el precio del servicio en su web, por lo que, para obtener dicha información, hay que contactar con el correo info@clubaereocordoba.com o llamar al teléfono que se ofrece en la dirección https://clubaereocordoba.com/volar-por-cordoba/.