Gregorio Blanco Roldán es profesor titular de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes (Etsiam) de la Universidad de Córdoba (UCO). Desde hace 14 años investiga, junto al ingeniero Juan Luis Gamarra y el también profesor Jesús Gil Ribes, las condiciones de seguridad frente al vuelco en vehículos agrícolas, forestales, industriales y militares. Es el mejor ejemplo de cómo la investigación, en este caso de la UCO, combinada con la empresa, puede ser un elemento clave para el Ejército de Tierra y convertirse también en uno de los ejes de colaboración de Córdoba con la nueva Base Logística del Ejército de Tierra, que se instalará en La Rinconada.

«Desde hace varios años trabajamos en el estudio de las condiciones de seguridad y salud de los operarios, en concreto, la estabilidad frente al vuelco en vehículos agrícolas y forestales», explica Blanco, que hace memoria y recuerda que la idea del mecanismo que finalmente se aplicó en vehículos militares «surge en 2007, con el profesor asociado de la Etsiam Juan Vicario Portillo, que llevaba varios años investigando sobre el tema del vuelco de tractores. En dicho año la empresa pública Egmasa, hoy Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía, nos plantea dos retos: por un lado, estudiar los ángulos límite de vuelco en diferentes condiciones reales de trabajo de las máquinas en campo; y, por otro, desarrollar un dispositivo low cost para instalar en la cabina de los tractores y máquinas». Para ello, Egmasa contó con la participación de la empresa DTA-EBT, situada en Rabanales 21, dirigida por Fernando Chacón. «Desde el primer momento se desarrolló para que esa herramienta fuese polivalente, y por ello se plantea su extensión a otros vehículos agrícolas y forestales, como los camiones de extinción de incendios», explica Blanco. Así, se obtuvo una patente del dispositivo, que fue mejorando progresivamente y se le creó un nombre, Inclisafe, para vehículos agrícolas y que ha sido desarrollado hasta ahora por la empresa CGS, impulsora también de distintas aplicaciones militares.

Blanco indica que es «en ese momento cuando surge el concepto de tecnología dual, aplicada al ámbito de la defensa, y se inicia el desarrollo del denominado estabilómetro, Inclisafe VDEF, basado en el anterior, pero pasando de la aplicación civil a la militar, más sofisticado que el agrícola, con mayores medidas de seguridad, más robusto y con el objetivo de dar solución a escenarios de combate», destaca el profesor. El dispositivo está ubicado también en el puesto de conducción del vehículo, «pero en este caso, con una interfaz de usuario que permite la interacción con el mismo, realiza las funciones de aviso, mediante señalización acústica y luminosa, según el nivel de riesgo de vuelco al que se encuentra el vehículo, además de ser una caja negra para su uso en caso de accidente». Desde hace seis años ya se ha venido instalando en diversas plataformas militares, como el RG-31 Nyala, en el Astra en sus tres versiones: el 4x4 (19 toneladas), el 6x6 (26 toneladas) y el 8x8 (32 toneladas), así como en un vehículo recuperador o grúa blindada, el Maxxpro Recovery.

Dispositivo | El ‘Inclisafe’, en la cabina del vehículo. CÓRDOBA

Blanco destaca la importancia que ha tenido, a la hora del desarrollo de las distintas aplicaciones, la comunicación con el Ejército de Tierra a través del Centro de Mantenimiento de Vehículos de Rueda número 2 de El Higuerón, que no es sino una más de las líneas de constante colaboración entre la UCO y el Ejército de Tierra, una cooperación que se inició hace ya, al menos, década y media. «Con ellos logramos tener una comunicación fluida con el MALE (Mando de Apoyo Logístico del Ejército de Tierra) y, sobre todo, con el cuerpo de Ingenieros, aunque la empresa que desarrolla e instala los sistemas es DTA Innovation. Nosotros colaboramos con ellos para seguir mejorando e investigando nuevas implicaciones», relata el profesor de la UCO.

De lo civil a lo militar

La investigación y desarrollo de estos sistemas desde la UCO y su aplicación en vehículos militares también tiene desarrollo en la vida civil. Blanco explica que «el sistema ya es útil para otros vehículos industriales; de hecho, la aplicación a camiones de extinción de incendios lleva más de 10 años empleándose, y está teniendo una gran acogida a nivel europeo. En el caso de la extinción de incendios forestales, estos aspectos son, si cabe, más importantes dada la urgencia del servicio y la rapidez con la que se propagan las llamas, por lo que es vital poder contar con todas las unidades disponibles». El profesor cordobés resalta, para hacerse una idea de la importancia e impacto de esta tecnología, que «en Alemania, a través de un grupo de trabajo, se han analizado estos dispositivos y se está recomendando la implantación en su territorio».

¿Y hacia dónde va la investigación? ¿Qué otras aplicaciones o sistemas se vislumbran para el futuro? Gregorio Blanco comenta que se está trabajando «en la implementación de sistemas, que además de analizar la estabilidad, también capten datos de los diferentes sensores que lleve incorporado el vehículo para su posterior tratamiento. El profesor cordobés explica que «estamos desarrollando una infraestructura de ensayo y contraste con cargo a un proyecto del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2017-2020, cofinanciado con fondos Feder. Consiste en una plataforma con sensores donde se ubican los vehículos a ensayar, permitiendo determinar su centro de gravedad y obtener los ángulos límite de vuelco», una instalación que será pionera en España y que «será muy útil para el ET, porque permitirá comprobar los parámetros que deben cumplir los vehículos que compre» Defensa.