Si quieren saber qué va a pasar en el Ayuntamiento de Córdoba tienen que preguntarle a María Luisa Gómez Calero. Decir otra cosa sería ciencia ficción y acertar, más difícil que el Perseverance haya aterrizado en Marte sin rasguños. Por los votos de los cordobeses, la exgerente del Imdeco y número 6 de la lista es la poseedora legítima del acta que deja libre Eva Timoteo, posiblemente la mejor gestora que tenía Ciudadanos en Capitulares si en ese grupo no se hubieran dedicado a jugar al Among Us desde que comenzó el mandato. En ese juego, por si usted no es millennial y lo desconoce, uno o dos de los participantes son asignados como enemigos del grupo que deben matar a los demás, sin que el resto sepa quiénes son. Así están en Cs, en un proceso de autofagocitación hasta que quizá como en aquella novela de Agatha Christie no quede ni un negrito.

Timoteo, eso sí, se quiso marchar matando y con un puñado de descalificaciones a quienes la han puesto en la calle, los de Izquierda Unida. A ellos es atribuible el, de momento, mayor logro de la oposición capitular: haber apeado a una edil en mitad del trayecto (antes se fueron otros dos, del PP, pero por su propio pie). También, pendiente deja quien se va el asunto nuclear que nos ha traído hasta aquí: el dinero y si debe devolver o no parte de lo cobrado en estos meses.

El partido naranja ofreció ayer, pese a todo, la versión oficial del que da por vencida la rabia con el fallecimiento del perro, y persuadidos, al menos de cara a la galería, de que pueden seguir sosteniendo sin rubor eso de que han venido a la política para regenerarla. Las partidas extras, claro están, se agotan hasta en el Among Us. Sus socios, los populares, les metieron prisa para solucionar --no sabemos muy bien cómo-- la papeleta de la número 6.

Para colmo, redoble de tambor mientras se escucha una voz en off que dice más difícil todavía y un haz de luz ilumina el trapecio. La hipotética entrada de Gómez Calero --que, apunten cotilleo, fue también gerente del Imdeco cuando era alcaldesa Rosa Aguilar, no me dirán que aquí no hay condimento para una novela policíaca-- coincidiría con el inicio de la comisión de investigación abierta al también ciudadano Manuel Torrejimeno, que ha llevado a los tribunales a su excompañera y número 6 del banquillo. No me dirán que si no fuera pura frivolidad el asunto da para porra en casa de apuestas oficial, porque tan alto es el porcentaje de quienes piensan que es imposible verla de capitular, que no se atreverá, hombre por dios; que el de quienes opinan que nunca una venganza se sirvió en vajilla tan ideal y que, encima, no se olvide, la vendetta estaría remunerada, qué detalle, hombre por dios.

El alcalde, José María Bellido, se debe estar acordando del refranero popular --no, de la filiación materna, no-- que dice explícitamente aquello de mejor solo que mal acompañado, porque la aritmética ha fallado aquí más que una escopeta de plomillos. Como para creer en los números. En 2019, los 5 concejales de Cs sumaron 14 con los 9 del PP para formar gobierno. Bellido creía entonces haber comprado estabilidad, pero ahora sabe que adquirió dinamita marca Acme en la puerta de un polvorín. Ahora, si entrara la número 6 al grupo de los no adscritos (fue expulsada de Cs por el caso Torrejimeno), el equipo se quedaría con 13 y prácticamente en la misma dependencia política de Vox, quien sigue teniendo la clave de los presupuestos y de aquellas decisiones que necesiten de mayoría absoluta. Podrá pensar Bellido, cómo no, que para este viaje no hacían faltas alforjas.