La abogada Marta Bosquet (Almería, 50 años), que preside el Parlamento andaluz desde diciembre del 2018, cerró ayer en Córdoba una gira por las ocho provincias para acercar la institución que preside a los andaluces. Mano derecha de Juan Marín, fue la fajadora de Cs en el acuerdo con el PP para el gobierno del cambio, y sucedió en el cargo a un cordobés, Juan Pablo Durán. Bosquet, que sigue al frente de Cs en su provincia, dice que la política debe ser temporal y compara el poder ayudar a los ciudadanos a «ganar un pleito».

-Al ser nombrada expresó su deseo de abrir el Parlamento y acercarlo a las provincias, ¿cómo?

-El Parlamento andaluz es un gran desconocido. La gente lo confunde con la Junta y a veces hasta de ubicación. Estoy intentando que la gente lo visite con actividades y durante los fines de semana, y tengo intención de sacar las mesas del Parlamento a las provincias. Por mí, hubiera sacado el plenario, pero es complicado. No descarto hacerlo en algún acto institucional.

-Un 28-F se podría celebrar, por ejemplo, en Almería.

-O en Córdoba. Hay que abrirlo, porque es una institución muy obsoleta y excesivamente cerrada.

-Se ha cumplido recientemente un año de la investidura de Juanma Moreno, ¿qué balance hace?

-Ha sido un año intenso e ilusionante. En lo personal, no puede haber mayor honor que presidir el Parlamento. E intenso, porque esta legislatura es un poco complicada por cosas como que un partido que ha gobernado Andalucía casi 40 años ahora esté en la oposición, o que haya partidos con ideologías antagónicas. Eso ha hecho que se sucedan una serie de factores, que no diría que son la tormenta perfecta, pero sí que hacen que la legislatura sea intensa. Me encontré un Parlamento en el puesto 18 en los ránkings de transparencia y ahora estamos en el puesto 7. También he querido modernizarlo. En abril queremos implantar el papel cero, y se ha mejorado la accesibilidad, porque no había ni baños adaptados.

-¿Y a nivel político?

-Diría que es un balance bueno, pero serán los ciudadanos quienes lo juzguen. Sí es destacable, que en los tiempos que corren de incertidumbre, en Andalucía haya un clima de estabilidad. Andalucía genera confianza y se nota. Los datos económicos están ahí: hemos crecido por encima de la media española, en empleo o turismo. Y se han aprobado dos presupuestos.

-Quiere impulsar un cambio en el reglamento del Parlamento, ¿en qué va a consistir?

-Estamos trabajando en el borrador y la idea es presentarlo a los portavoces en marzo y que podamos consensuarlo. La modificación será más o menos ambiciosa en función de la voluntad de los grupos. Hace falta dinamizar la actividad parlamentaria.

-En la anterior legislatura, defendió el recorte de tiempos de intervención de los partidos del gobierno. ¿Mantiene su compromiso?

-El de Andalucía es de los parlamentos con los tiempos más elevados. No tiene sentido, porque no por hablar más, dices más. Tengo clarísimo que si recortamos, lo haríamos a todos por igual, proporcionalmente.

-También quiere reformar las comisiones de investigación. ¿Obligará a comparecer en las mismas so pena de sanción económica?

-Sí, habría que revisarlas para estar sujetas a una regulación más taxativa. Ahora su regulación es parca y se han producido situaciones en las que los comparecientes han ido pero no han declarado. Comparecer es ir y aportar luz, más en el caso de quienes siguen siendo diputados. Para mí es doblemente condenable. Lo puedo entender en el caso de personas inmersas en un proceso judicial, porque hasta la Constitución los ampara, pero los otros casos me parecen absurdos, demenciales e irresponsables. De hecho, se han remitido a la Fiscalía, que ha ordenado la apertura de diligencias penales.

-Desde las elecciones, se nota en Cs un esfuerzo por diferenciarse del PP y de Vox. ¿Le han visto las orejas al lobo?

-No, Cs siempre ha sido un partido de centro y como tal tenemos que movernos. Hay cosas que tenemos en común, en este caso un proyecto: gobernar Andalucía y sacarla de índices en los que estábamos los primeros, como en desempleo o corrupción. A partir de ahí, estamos en posiciones ideológicas distintas. Lo bueno de PP y Cs es que nuestra prioridad es lo que nos une para sacar Andalucía adelante y hay buena sintonía en el gobierno. Luego, el otro grupo también entendía que era necesario un cambio. Si hubiese sido de otra manera, se lo tendrían que haber explicado a los andaluces.

-¿En qué grado cree que ha logrado Vox introducir su sello?

-Los achaques que se decían, eso de que viene el lobo y que se iban a derogar leyes como la de violencia de género o la LGTBI, eso no ha sucedido porque es absurdo. En la pasada legislatura fui ponente de esas leyes, las defendí y las voté. Ahora no voy a hacer algo en contra. Aparte de que en materia de derechos, ni un paso atrás. Salvo en reducción de impuestos que podemos tener más en común, en otras cuestiones no se ha producido ningún recorte. Las políticas de Andalucía las marcan PP y Cs, en absoluto ninguna otra fuerza política.

-Pues hay ejemplos, mañana se debate en el Parlamento sobre el pin parental.

-Otra cuestión en la que se hace más ruido de lo que en realidad hay. El consejero Imbroda ya se ha pronunciado claramente. Es una polémica ficticia. En Extremadura lo puso en vigor Fernández Vara. Entiendo que ahora Vox, por intentar hacer ver que está imponiendo algo, y la oposición para atacar al gobierno, pero son polémicas estériles que nadie demanda.

-Otra polémica: la ley de concordia.

-También. Es verdad que Vox ha registrado una proposición de ley, pero el Gobierno está trabajando para poner en marcha el comisionado de la concordia y sacar adelante algo con el consenso de todos.

-La anterior ley lo tenía.

-Bueno, no fue aprobada por unanimidad, PP y Cs se abstuvieron, pero es cierto que no salió con ningún voto en contra. Entiendo que habrá que recoger distintas sensibilidades. Todo el mundo tiene sus muertos y hay que darle dignidad a todos. Hubo en un sitio y hubo en otro y lo importante es que las familias puedan estar en paz. Eso no significa que se vaya a derogar la ley de Memoria, en absoluto.

-Luego ocurre lo que ha pasado con las asociaciones de mujeres...

-Luego ya está lo que un partido, por colgarse una medalla, se quiera poner, y luego la interpretación que hace la prensa. Pero la realidad es que había unas bases y la Intervención, que no es un órgano ideológico, dijo que el reparto de subvenciones se estaba haciendo mal. Entonces, qué haces: ¿actúas como se hizo con los eres? Es más responsable tomar una medida impopular que permitir la corrupción. La realidad es que se han aumentado 700.000 euros las ayudas y que el PSOE no va a darnos lecciones de ejecución del presupuesto.

-¿Cómo valora la fórmula de unidad entre PP y Cs España Suma? ¿La ve extrapolable a Andalucía?

-No pondría ahora el foco en esa cuestión. Lo importante ahora es fortalecer Cs y luego habrá que ver las fórmulas, sobre todo intentando aunar el constitucionalismo para luchar contra los nacionalismos. En Andalucía no tendría sentido.

-¿Tiene futuro Cs sin Rivera?

-Sí, sin duda. Es más necesario que nunca un partido liberal, de centro, progresista, constitucionalista, europeísta y con ganas. Tenemos que fortalecernos, volver a ilusionar al ciudadano, que es lo que perdimos y produjo esa pérdida de votos. Cs tiene futuro y es necesario.

-¿Con Inés Arrimadas al frente?

-Creo que es la persona idónea para sacar a Cs adelante. Es de consenso, gusta a todo el mundo dentro del partido, y sería la primera mujer candidata a presidir este país, que también es importante.

-Hoy (por ayer) se inicia la legislatura en España, cuál cree que va a ser la relación de Andalucía con el nuevo Ejecutivo de Sanchez.

-No lo sé, pero espero que sean leales. Hemos empezado regular con la financiación y el IVA. Y es más gravoso aún que sea la misma persona (la ministra Montoro) la que hace un año reclamaba los 4.000 millones para Andalucía, la que de repente diga que los 537 millones del IVA que si eso ya para otro momento. Eso es para mí una deslealtad total con su propia tierra. Del Gobierno espero lealtad y que no mire el color político para llegar a acuerdos, si no las necesidades.