El Alcázar tendrá un recorrido diferente y no solo porque recuperará su entrada histórica, la que tuvo en el pasado por la Puerta Barroca, o por la amalgama de vestigios de otro tiempo que mostrará cuando el acceso se haga por el Patio de las Mujeres, estancia abandonada desde que el edificio dejó de usarse como prisión y recuperada con la fase que se ejecutó hace casi tres años. El itinerario será diferente porque también permitirá descubrir algunos de los tesoros que esconde la Torre de la Inquisición, que mostrará elementos de su pasado defensivo y del tiempo en el que fue cárcel de la Inquisición y prisión provincial que no se han enseñado nunca.

Durante el recorrido realizado ayer por las tres cámaras que tiene la torre, el jefe del Servicio de Arqueología de Urbanismo, Juan Murillo, y la arquitecta Carmen Chacón mostraron curiosidades como un enfoscado que se va a recuperar y que recuerda su uso como prisión. En él se pueden ver las marcas que hizo uno de sus prisioneros cuando contaba los días en los que estuvo privado de su libertad. El volumen y la fisonomía de las saeteras se podrá apreciar también tras la intervención. En una de las cámaras, usada en el pasado como «sala de estar», se podrá apreciar un hornillo en el que se introducía el carbón. En ella, y según relató Murillo, se encontraron «documentos del archivo de la Inquisición». Los contenidos museográficos irán instalados en las dos salas contiguas (antiguas celdas) para dejar libre el interior de la torre. Murillo indicó que en una de las salas irá «un maniquí con un sambenito, prenda propia de la etapa de la Inquisición», mientras que en la otra irá un audiovisual. Desde lo alto de esta torre de 16 metros de base cilíndrica coronada por un pretil octogonal se vislumbrará el Alcázar desde todos los ángulos posibles.

Según el proyecto, la torre se convertirá en un «pequeño centro de interpretación en el que, mediante paneles y un audiovisual, se explicará la etapa en la que el Alcázar desempeñó la función de cárcel de la Inquisición, transmitiendo al visitante contenidos relativos al papel que dicho organismo desempeñó entre finales del siglo XV e inicios del XIX como elemento represivo de control ideológico y social». El proyecto contempla también la subsanación de las patologías detectadas durante los estudios previos, como fisuras, humedad, suciedad y la acción de agentes biológicos y químicos que han dañado la torre.