Es músico desde que nació, y lo hizo nada menos que en Viena, donde estudió Dirección de Orquesta. Llegó a Córdoba hace dos años desde Málaga, ciudad en la que dirigió durante tres años la temporada lírica del Teatro Cervantes, y reconoce que, "excepto por el calor" está "encantado" en Córdoba, de la que admira "sus calles, su colorido y sus gentes", y donde ahora vive con su familia. No le gusta ni el pop ni el rock, "ni siquiera Bruce Springsteen", y solo le gusta escuchar música clásica con alguna licencia al jazz. Pese a los tiempos que corren en los ámbitos culturales, se muestra "optimista" ante la complicada situación que viven las orquestas, incluida la de Córdoba, de la que estará al frente dos años más.