Rafael Carrasco, Carrasquín, acaba de jubilarse después de 42 años trabajando en su negocio de la calle Málaga. Carrasquín (Córdoba, 1948), casado y con tres hijos, pone fin a los madrugones forzosos de las seis menos cuarto, a las 15 horas diarias de trabajo y a los desvelos de llevar una empresa. Tras esas más de cuatro décadas detrás de la barra, ahora va a disfrutar de tiempo para cumplir con su sueño de viajar a París, Berlín, o hacer el Camino de Santiago, caminata ésta que tiene en cartera y que va realizar en breve. Su bar ha sido establecimiento de tertulias taurinas y muy concurrido, aunque él se considera, "a mucha honra", un tabernero 'esaborío'. Las cañas de cerveza, sus vinos y conservas, lo mejor de la casa.