La novena semana vecinal, organizada por la Federación de asociaciones de vecinos Al-Zahara, celebró anoche su gala vecinal en el salón de actos del Rectorado de la Universidad. Se trata de la guinda de una semana que los colectivos han dedicado a analizar el transporte público y la movilidad urbana. Numerosos vecinos se dieron cita para reivindicar la fuerza de su unión y premiar, de paso, a las asociaciones que han cumplido 25 años --La Unión de Majaneque, La Voz, Las Quemadas, Los Califas y San Antonio María Claret-- y a personalidades que han destacado en la defensa de la participación ciudadana, a las que se les concedió el cervatillo de plata: Juan Perea, por su trayectoria en La Unidad; nuestro compañero de Diario CORDOBA, Juan Martínez Niza, que este año no deja de recibir premios; y la Plataforma contra la violencia a las mujeres, que desde hace años denuncia el maltrato machista y es un referente para el resto de la ciudad. Allí estuvieron muchas de sus representantes (Carmen León, Ana Claro, Dulcenombre Rodríguez, Rufi Mudarra...). En sus agradecimientos, Juan M. Niza recordó a los vecinos "que su poder está en ser los primeros que escuchan las necesidades de la gente" y que su obligación radica en ser correa de transmisión con las administraciones. El acto contó con la intervención del alcalde, José Antonio Nieto, que declaró sentirse "orgulloso" del movimiento vecinal, al tiempo que les pidió seguir trabajando; la delegada del Gobierno, Isabel Ambrosio, que también animó a los vecinos a que continúen su labor, "hoy más que nunca se necesita"; y del presidente de Al-Zahara, José Rojas, que en un discurso valiente para los tiempos que corren alertó del "deterioro" de la convivencia en los barrios de Córdoba, consecuencia de la crisis, y denunció que cada vez son más las personas que comienzan a estar en exclusión social. También pidió a las administraciones "que remen en la misma dirección" para hacer más eficaces las sugerencias que le lleguen desde la ciudadanía. Se ve que el discurso proyectado en video de Eduardo Galeano, en el que reivindicó "el derecho a soñar", inspiró a los presentes. Por cierto, que el acto se ha ido institucionalizando y ha echado formalidad --empezó siendo una fiesta-perol-- pero no ha perdido el espíritu democrático que lo inspiró. De muestra un botón: la mesa presidencial estuvo, como en el 15-M, vacía, quien sabe si significando que el movimiento vecinal son las voces de muchos sin ninguna cabeza visible. El grupo de teatro Triteatras cerró el acto con una obra sobre la violencia machista.