Al igual que ocurriera al principio de la Cuaresma con el Cristo de la Oración, en Electromecánicas, la bendición ayer por parte del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, de la imagen de Nuestro Padre Jesús de los Afligidos, de la hermandad ad experimentum de la Sagrada Presentación, metió de lleno al barrio de Cañero en el mundo cofrade cordobés, todo ello de manos de una cofradía a punto de cumplir los últimos trámites de constitución y llamada a ser, gracias al carácter popular del barrio, una de las hermandades que más pasiones pueden levantar en una futura Semana Santa.

"Es el Cristo de Cañero, de este barrio, que atraerá la mirada de todos, creyentes y no creyentes", sentenció el obispo en su homilía minutos antes de las 20.46, cuando bendijo la imagen y formalizó el anhelo de una corporación que comenzó su andadura en mayo del 2006.

En el crucero de la iglesia de San Vicente Ferrer se encontraba Nuestro Padre Jesús de los Afligidos ante la mirada expectante de los cientos de fieles, cofrades y curiosos que llegaron al templo a contemplar la nueva imagen. A fin de cuentas, se hizo coincidir la presentación de la talla con el propio acto de bendición de la misma, todo ello rodeado de la habitual discreción para evitar que se filtraran imágenes indiscretas antes de lo dispuesto por la hermandad. El obispo no ahorró elogios al trabajo del imaginero, Manuel Martín Nieto, a la hermandad (encabezada por Rafael Herrador), al párroco de San Vicente Ferrer, Pablo Garzón, ni al propio barrio de Cañero. En lo que respecta a la efigie, ésta ha sido realizada a tamaño natural y se trata de una escultura de muy buena factura ejecutada en madera, perfectamente anatomizada con un trabajado paño de pureza. Como complemento, lleva una caña natural y una clámide púrpura que le pende desde el hombro.

Para tan histórica ocasión la cofradía diseñó un minimalista altar compuesto de doce hachones que escoltaban a la imagen. A los pies, dos sencillos centros de estatice morado.