Dirección: Lidia Molero Calderón.

Música: Juan Jesús Fernández Martín.

Letra: Juan Jesús Fernández Martín.

La chirigota femenina de Peñarroya contó sus vivencias sobre un embarazo que surgió en una noche de locura con su novio. “Yo no quería, pero ahora me planteo quedarme otra vez preñá porque me dejan pasar en todas las colas, no hago ná, como de todo y no engordo...”. En sus dos pasodobles quisieron recordar el maltrato, aunque en su doble óptica: “al maltratador hay que condenarlo, pero tampoco olvido al hombre que le pasa lo mismo y se lo calla”. Mientras que en su segundo tocaron el aborto con una letra sensible, a través de una carta que se encontraron mientras hacía limpieza.

En su primer cuplé contaron las consecuencias de un estudio sobre hace el amor en su estado: “a ver si mi novio le da al niño en la frente y llega a presidente”, mientras que su segundo cuenta el viaje de su prima con un cubano, en el que ella se tatuó a Fidel Castro en la cintura, y su novio “quiso tocarle la barbita, y ella le dijo que la tocara pero sin meter el dedo en la boquita”. Popurrí ligado al tipo con puntos, como el origen de su embarazo en el coche o el baile de la embarazada, que derivó en la rotura “literal” de aguas.