Medio ambiente

La provincia enfila el camino para su primer Patrimonio de la Unesco

El informe sobre los Paisajes del Olivar andaluz y ha sido entregado y la declaración podría llegar en 2025

En Córdoba sólo hay cuatro espacios afectados que suman unas 7.000 hectáreas

Olivar de sierra en Montoro, en imagen de archivo.

Olivar de sierra en Montoro, en imagen de archivo. / Manuel Leyva

Rafael Verdú

Rafael Verdú

Córdoba enfila ya la última parte del camino para contar con una nueva declaración de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, que en caso de llegar a buen puerto sería la primera de la que disfrutarían algunos de los municipios de la provincia más allá de la capital. Hablamos de los Paisajes del Olivar de Andalucía.

La candidatura, encabezada por la Diputación de Jaén y a la que se han ido sumando otras instituciones como la de Córdoba, lleva ya una década de trabajo. El último paso ha sido la culminación de un amplio y detallado informe descriptivo que fue entregado a principios de año a la Junta de Andalucía para que ésta lo traslade al Ministerio de Cultura y que éste, a su vez, lo defienda ante la Unesco. Si todo va bien, para el otoño de este año podrían llegar los inspectores para conocer la propuesta sobre el terreno, de modo que en 2025 se puede superar el último trámite y lograr el ansiado título de Patrimonio de la Humanidad.

Un título algo confuso

Ahora bien, conviene dejar claro algunos aspectos clave de estos Paisajes del Olivar. En primer lugar, el propio título del bien a proteger puede resultar confuso, ya que no afecta a todos los olivares (sean tradicionales o no) de la región. Nada de eso. En realidad, la extensión que se pretende incluir como Patrimonio de la Humanidad es realmente pequeña, ya que se limita a un puñado de fincas concretas que poseen determinadas características que las hacen idóneas para la candidatura, como tener una tradición arraigada de laboreo del olivar, en algunos casos milenaria, o disponer de estructuras históricas.

Olivar de sierra en Montoro, en una imagen de archivo.

Olivar de sierra en Montoro, en una imagen de archivo. / Manuel Leyva

En el caso de la provincia de Córdoba, esas fincas son solamente cuatro: la villa romana de El Ruedo, en Almedinilla; el molino ducal San Fernando, en El Carpio; Montoro y su entorno; y el olivar de reborde serrano en Zuheros. En toda Andalucía son 14 los territorios incluidos que suman poco más de 15.000 hectáreas, apenas un 0,9 por ciento de toda la superficie dedicada al olivar en la comunidad autónoma, que supera los 1,64 millones de hectáreas.

Las cuatro zonas diseñadas para Córdoba abarcan casi la mitad de toda el área protegida en Andalucía, ya que se acercan a las 7.000 hectáreas. El olivar de Montoro es la más extensa, con unas 3.900 hectáreas, seguido de las poco más de 3.000 en el entorno de Zuheros con su espectacular cultivo serrano. Los otros dos bienes son mucho más pequeños. La villa romana de El Ruedo, uno de los pocos bienes de titularidad pública gracias a sus restos arqueológicos, abarca dos hectáreas, en tanto que el molino ducal de San Fernando no llega a las 50, incluida la finca de cultivo adyacente al edificio histórico.

Rechazo de las patronales

Por otra parte, el proyecto inicial levantó las suspicacias de determinadas patronales agrarias (Asaja, Coag y Cooperativas Agroalimentarias), que se opusieron a la protección del olivar por considerar que de ese modo se estaba limitando el derecho a la propiedad y los usos que se pudieran dar a los terrenos. Sin embargo, la mayoría de los territorios incluidos en la candidatura ya cuentan con una elevada carga de protección, independientemente de que finalmente la Unesco les otorgue la categoría de Patrimonio o no. Hablamos de bienes históricos (El Ruedo o el molino ducal) o incluidos en las zonas de protección de parques naturales (Montoro y Zuheros).

En el mundo existen ya territorios agrícolas con una fuerte tradición histórica en paisajes modelados por el hombre que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad. Por su cercanía y similares características, destacan las Laderas, Casas y Bodegas de la Champagne francesa, que consiguió su reconocimiento en 2015 tras un proceso que duró ocho años. Allí se produce el afamado champán, en unos terrenos de una belleza excepcional conformados por suaves y verdes colinas. Ciertamente, el Paisaje del Olivar Andaluz no tiene nada que envidiarle.

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