El sector agrario presenta unas características específicas que determinan los riesgos laborales que se dan predominantemente en él y que, al mismo tiempo, dificultan la implantación de medidas preventivas.

La estacionalidad, la mecanización de las labores agrícolas, el uso de productos fitosanitarios, trabajos al aire libre con una gran intensidad física y con posturas incómodas, el manejo de animales o la eventualidad del empleo hacen que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) considere a la agricultura y a la ganadería como dos de las actividades laborales más peligrosas.

La estadística de ‘Accidentes de Trabajo en Andalucía 2019’ de la Consejería de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo recoge que, de los 9.695 accidentes laborales con baja registrados ese año en Córdoba, 1.984 se produjeron en la agricultura, lo que supone el 20,46% del total, siendo el sector que más accidentes contabilizó por detrás del de servicios. Los resultados provisionales de 2020 apuntan a una bajada de la siniestralidad en el sector (hay que tener en cuenta que el número de accidentes se ha reducido por la pandemia del covid-19 en general, aunque el índice de siniestralidad se ha mantenido). Así, de los 7.270 accidentes declarados hasta noviembre, 1.226 se produjeron en el sector agroganadero, lo que representa el 16,9% del total de la provincia.

La siniestralidad en el campo no ha dejado de crecer desde 2015. La publicación ‘Estudios estadísticos de siniestralidad laboral. Accidentes de trabajo en el sector agrícola en Andalucía Periodo 2015-2018’ así lo constata. La publicación sitúa a Córdoba como la tercera provincia con más accidentes en el sector en dicho periodo, con 6.311, diez de ellos mortales.

La dureza de las labores del campo conlleva no pocos riesgos para la salud y la seguridad de los trabajadores. Los más comunes son los ergonómicos y los trastornos musculoesqueléticos. Junto a estos, no se pueden pasar por alto los riesgos relacionados con la manipulación de productos químicos, como abonos y plaguicidas, la mayoría de los cuales son altamente tóxicos por inhalación, ingestión y contacto con la piel. Por otra parte, el uso de maquinaria y vehículos también son fuente de riesgos laborales. De hecho, los accidentes más graves suelen estar relacionados con elementos mecánicos, especialmente, con el uso de tractores. Todos estos riesgos vienen agravados por los de carácter psicosocial.

Y ahora, además, se une la pandemia, que en opinión de UGT y CCOO ha venido a «invisibilizar» el resto de riesgos laborales porque absorbe toda la atención preventiva. Precisamente, las características del mercado laboral del sector agrícola, caracterizado por la alta temporalidad y la estacionalidad, dificultan la aplicación de medidas preventivas. Sindicatos y patronales agrarias hace años que vienen alertando de la necesidad de mejorar la seguridad en el trabajo agrario. Sin embargo, la prevención sigue siendo la asignatura pendiente del campo.

La alta tasa de temporalidad del empleo agrario dificulta la formación continua de los trabajadores en materia de prevención de riesgos laborales. No obstante, las certificaciones obligatorias para el uso de productos fitosanitarios o el manejo de maquinaria garantiza unos conocimientos básicos para el correcto manejo de dichos productos, máquinas y vehículos.

Aún así, sigue habiendo cultivos y tareas agrícolas muy básicas y manuales, como la recogida de la cebolla, el melón o la naranja, para las que no se requiere ninguna formación específica y son precisamente estas tareas las que suelen presentar más accidentes leves y enfermedades profesionales.

«Se hacen evaluaciones de riesgos genéricas y no específicas para cada tarea y comprobamos que muchas veces no se ejecutan ni siquiera las medidas propuestas en las evaluaciones y los trabajadores no reciben la información y la formación adecuada en cada caso», señala el responsable de Salud Laboral de CCOO de Córdoba, Aurelio Martín. «En los últimos años se ha incrementado la siniestralidad en el campo porque los sindicatos no tienen acceso a las fincas, con lo cual no se puede realizar una labor de control», añade el secretario de Acción Sindical de UGT-FICA Córdoba, Antonio Lopera.

Por parte de la patronal agraria, Asaja asegura que «la prevención de riesgos laborales siempre ha sido de suma importancia para nosotros; por ello, en Asaja firmamos un convenio de colaboración con Quirón Prevención para darle la máxima cobertura a nuestros asociados». Además, se imparten cursos de tractorista teórico-prácticos y se han dado charlas junto con las organizaciones sindicales en distintos municipios de la provincia. En opinión de Asaja, «los empresarios y los trabajadores, cada día, están más concienciados de la prevención de riesgos laborales para, entre todos, conseguir evitar los accidentes en este sector». «El problema del campo es que el uso de las nuevas tecnologías no llega a todo el mundo, por lo que la teleformación, que sí se aplica en otros sectores, aquí es difícil de aplicar. Por supuesto que las empresas de prevención de riesgos laborales dan una formación presencial a todos los trabajadores», señala.

Tanto sindicatos como asociaciones empresariales realizan jornadas y cursos de prevención de riesgos laborales, en colaboración con el Centro de Prevención de Riesgos Laborales y de la Inspección de Trabajo, pero desde la Consejería de Empleo, Empresa y Comercio se recuerda que para reducir la siniestralidad laboral en este ámbito, la Junta tiene líneas de ayudas para la realización de proyectos e inversiones en materia de prevención de riesgos laborales dirigidas a las pymes. Además, ha reforzado las visitas de técnicos habilitados en los últimos años a empresas del sector agrícola.

En la última convocatoria de ayudas a pymes se destinaron para Córdoba más de 600.000 euros, lo que supuso un 66% de incremento respecto a lo concedido en 2018.

Asimismo, en los últimos años la Junta ha editado diferentes guías de buenas prácticas y campañas de concienciación, como las dirigidas al sector vitivinícola y al de almazaras, dos de los principales ámbitos agrícolas de la provincia. Una de las últimas publicaciones es la ‘Guía para prevención y control del covid-19 en explotaciones agrarias con temporeros’, publicada por la Consejería de Empleo en 2020.