Analizar los efectos que los distintos niveles de agua disponible y las sequías tienen en la dehesa, y la evolución de la producción de biomasa en este ecosistema. Este es uno de los principales objetivos del proyecto internacional Uso del agua y monitoreo de la producción de sabanas a escala regional integrando tecnologías de observación de la tierra a múltiples escalas (por sus siglas en inglés Swatch), en el que participan investigadores del centro cordobés Alameda del Obispo del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa, dependiente de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible) y de la Universidad Berkeley de California.

Este proyecto integra datos de teledetección a diferentes escalas para obtener balances de agua en el suelo y de energía en superficie, y pretende desarrollar un sistema para la dehesa, y en general para paisajes tipo sabana, que determine el uso de agua y la producción de biomasa, para facilitar así los procesos de toma de decisiones y favorecer un desarrollo rural sostenible, teniendo en cuenta los posibles escenarios de condiciones climáticas más extremas que se prevén en el futuro a consecuencia del cambio climático. Para ello se están utilizando largas series de datos y medidas, registradas desde hace ya más de 18 años, desde el 2001, según explica la investigadora del citado centro cordobés del Ifapa, y la supervisora española de este proyecto, María Pat González, que resalta la importancia de contar con datos históricos y fiables, en este caso procedentes de teledetección por satélite y de estaciones meteorológicas, principalmente.

Este proyecto parte de estudios experimentales realizados en dehesas de toda España y Andalucía, aunque principalmente de tres zonas: California, Sudáfrica y la dehesa de la provincia de Córdoba, donde actualmente también desarrolla buena parte de su labor la investigadora y coordinadora de este proyecto, Ana Andreu, después de una estancia en California. Entre las principales zonas donde el proyecto recopila datos, la finca Santa Clotilde, situada en Cardeña.

En el caso de las dehesas cordobesas los datos indican que, a pesar de los episodios de sequía que se vienen registrado en las dos últimas décadas, la producción de biomasa global -es decir, de encinas, alcornoques y pastos- se mantiene estable y sin cambios significativos, «e incluso tras la última gran sequía del 2005 la dehesa se recuperó en dos años», indica María Pat González, aunque esto no quiere decir que si los episodios de sequía se hacen más continuos y extremos la dehesa y su producción vegetal no se vaya a ver afectada.

González señala que los ecosistemas tipo sabana, de praderas con árboles y arbustos dispersos, se encuentran entre los paisajes bioclimáticos «más complejos, variables y extensos de la tierra». No en vano, una quinta parte de la población mundial depende de ellos, y en la Península Ibérica las dehesas, consideradas sabanas semiáridas, suponen alrededor de 3,1 millones de hectáreas, algo más de 1,2 millones ubicadas en Andalucía, representando en la provincia cordobesa más de 452.000 hectáreas.

Las sabanas semiáridas, donde el agua es un factor muy importante, son muy sensibles a los cambios en las condiciones climáticas, así como en el uso de la tierra y en las prácticas de gestión. «Estos cambios no solo modifican la estructura del ecosistema afectando a su funcionamiento a largo plazo, sino también a las relaciones suelo-planta-atmósfera y a los ciclos regionales de agua y carbono», apunta la coordinadora del proyecto Swatch.

La integración de la teledetección y el establecimiento de modelos que estimen los intercambios de agua y carbono que pretenden desarrollarse a raíz de este proyecto permitirán observar la evolución de la dehesa, mejorando su gestión y, por lo tanto, su productividad y resiliencia o capacidad de adaptarse a los cambios.

De igual manera, los investigadores del Ifapa también se están sirviendo de imágenes de drones para analizar la floración y la producción de bellotas. Además, el conocimiento generado también será útil para monitorear otros sistemas agrícolas con características similares y de importancia para Córdoba, como es el caso de viñedos y olivares.