Opinión | Sedimentos

Invertir en salud

La investigación es la base fundamental para progresar en la lucha contra las enfermedades, tanto más si se trata de padecimientos crónicos, precisamente muy extendidos dentro de ese eufemismo conocido como tercera edad. Sin embargo, en modo alguno quedan exentas de padecerlos personas mucho más jóvenes; tal fue el caso de Michael J. Fox, célebre actor norteamericano, protagonista de la saga cinematográfica ‘Regreso al futuro’, quien detectó los primeros síntomas del párkinson antes de cumplir los treinta años y que desde entonces se ha revelado como un diligente activista en la lucha contra esa dolencia. La Fundación que lleva su nombre financia a través de todo el planeta proyectos de investigación relacionados con el párkinson, desarrollados por entidades sin ánimo de lucro. Por desgracia, existen otros muchos trastornos degenerativos de extrema gravedad además del párkinson, como la ELA o el alzhéimer, de muy destacada prevalencia; así mismo, muy relacionadas con la población de mayor edad, glaucoma y DMAE afectan a un número creciente de personas que precisan terapias no tanto de sanación, demasiadas veces inviable, sino tratamientos que ayuden a sobrellevar mejor sus múltiples efectos y secuelas invalidantes. Pero, aun con el mecenazgo de personajes famosos, no siempre se puede contar con suficiente ayuda destinada a la investigación sanitaria, incluso de carácter elemental. En otras ocasiones, la propia investigación, gestada desde laboratorios privados, se centra en tratamientos inasequibles para gran parte de los pacientes.

*Escritora

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