Para los taurinos, pero también para los antitaurinos, Manolete forma parte de la historia de Córdoba. Y de su influencia y su presencia en la actualidad se habló y mucho en el acto organizado ayer por Diario CÓRDOBA. Nadie dudaba de que es uno de los grandes personajes del siglo XX en Córdoba, pese a que su imagen fue utilizada por el franquismo en tiempos de hambre y persecución para hacer olvidar la guerra civil. Pero también fue reconocida por los intelectuales del exilio, como cuando viajó a México en 1945 y se fotografió con republicanos como Antonio Jaén Morente, Juan Rejano, Francisco Azorín o Pedro Garfias.

La figura de Manolete, como ayer remarcaron los asistentes al acto, sobrevive por encima de estos debates. Y Córdoba lo valoró después de su muerte. Esa importancia casi «eterna» la remarcó la directora de los Museos Municipales, Mercedes Valverde, que lo calificó como uno «de los grandes» de la «cultura intemporal» de Córdoba. Su influencia, casi 70 años después de su muerte, sigue siendo muy importante. Eso lo comentó el matador de toros Fernando Tortosa, que solo con ver las fotografías cuando tenía 8 o 9 años decidió hacerse torero. «Pude ser torero por esas fotos de Manolete. Ningún matador de toros me ha hecho sentir lo que sentí al ver esas fotografías de Manolete», explicó.

Ese halo que desprendía el Cuarto Califa lo transmitió Leandro Jimeno, un asistente a la conferencia, que contó algunos de esos recuerdos. «Tenía algo especial. Lo conocí cuando yo era niño en la Carrera del Caballo. Transmitía mucho», señaló este cordobés de 89 años.

Y el recuerdo de su familia, que también estuvo presente en el acto. Lo rememoró Rafael Soria, sobrino-nieto de Manolete, hijo de Rafael Soria Lagartijo: «Mi padre dijo que nunca se repetiría un profesional del toreo como Manolete, un torero que siempre le sacaba partido al 95% de los toros. Mi padre siempre nos habló de su tío como una gran persona. Decía que era honrado, honesto, responsable y familiar».

La admiración hacia Manuel Rodríguez la dieron a conocer otros matadores de toros que asistieron a la conferencia, entre los que se encontraban José Luis Moreno, Fernando Tortosa, Rafael González Chiquilín o el novillero Antonio Sánchez Saco. «Manolete es mi ídolo, la figura máxima del toreo. Fue único dentro y fuera de la plaza», señaló Chiquilín. «Manolete representa los valores del toreo en su máxima expresión», afirmó también José Luis Moreno.

Si en vida hubo división de opiniones en la Córdoba de la posguerra, tras su muerte y hasta nuestros días Manolete fue elevado casi a la categoría de mito presente. «Córdoba sin Manolete no sería lo que es hoy», defendió Tomás González de Canales, expresidente de la Sociedad Propietaria de Los Califas. «Córdoba ha valorado la importancia que tuvo Manolete para la historia de la tauromaquia», puntualizó el ganadero Antonio García Galán.