Tiene 22 años y acaba de terminar el primer curso de Medicina, pero a diferencia de otros estudiantes ella lo ha hecho tomando un camino distinto al habitual. Cuando acabó Bachillerato, le quedaron asignaturas para septiembre, así que la nota de Selectividad no le dio para entrar en Enfermería. «En ese momento, tenía dos opciones, o me resignaba y me ponía a estudiar otra cosa que no me gustaba o estudiaba un ciclo formativo de la rama sanitaria». Reyes eligió la segunda opción y se matriculó en el ciclo de Imagen para el Diagnóstico en el IES San Álvaro. «No me equivoqué», asegura, «en esos dos años aprendí mucho sobre el trabajo con los pacientes durante las prácticas que hice en el hospital Reina Sofía y en el Provincial».

Su contacto con el mundo real no se ciñó a las prácticas. «Antes de acabar el ciclo ya tenía trabajo, me llamaron para trabajar en una clínica y estuve de septiembre a junio con ellos», explica, «eso me ha dado mucha experiencia y me ha hecho madurar».

Para Reyes Trigo, como para muchos alumnos, «la Formación Profesional no es ni mucho menos un tiempo perdido», porque

«no solo te prepara para incorporarte de inmediato al mercado laboral sino que tienes opciones reales de trabajar».

Cuando acabó el ciclo, esta joven cordobesa decidió retomar su camino y se matriculó en Enfermería. «La nota de la fase general era la del ciclo y yo tenía un 9,35, y luego me presenté a los exámenes de las específicas de Química y Biología y saqué nota suficiente, un 12,680». Hizo el primer curso y, una vez en Enfermería, decidió que lo suyo sería la Medicina, así que dio el salto y ahora está en Castilla La Mancha en primero, con asignaturas convalidadas de Enfermería. En su opinión, llegar a la Universidad con 21 años, con experiencia laboral y con formación específica relacionada con lo que se está estudiando, da una seguridad que no tienen los alumnos que llegan directamente de Bachillerato. «Mi experiencia es más que satisfactoria, yo al principio era reacia a hacer el ciclo porque no sabía lo que me iba a encontrar». Pese a los prejuicios que se tienen sobre la FP, Reyes asegura que «el nivel es bastante alto, al menos en la rama sanitaria, y a mí además me hizo adquirir un método de estudio que antes no tenía».

A día de hoy, Reyes recomienda a quien se enfrente a una situación similar a la suya buscar vías alternativas antes que renunciar a tu vocación. «No puedes ser conformista si tienes claro lo que quieres hacer porque, en mi opinión, es mejor tardar un poco más en llegar adonde quieres que quedarte toda la vida haciendo algo que no te llena», comenta convencida.

En cuanto a las diferencias entre la Universidad y la FP de ciclo superior, «la principal, que la FP es de asistencia obligatoria y está muy enfocada al mercado laboral, sin asignaturas de relleno, y en la Universidad todo depende más de ti porque nadie controla si vas o no a clase».