En medio del espiral de polémica que durante las últimas dos semanas ha golpeado al poderoso sector automovilístico de Alemania, Stuttgart ha dado un paso al frente para evitar los crecientes niveles de contaminación. Ayer,el tribunal de lo Contencioso-Administrativo de la ciudad alemana ha exigido la prohibición de la circulación de vehículos con motores diésel, un fallo que a pesar de poder ser apelado supone una gran victoria para las organizaciones medioambientales.

El tribunal ha remarcado que la prohibición, que acepta la demanda de la oenegé Deutsche Umwelthilfe, permitirá reducir en la ciudad las emisiones de dióxido de nitrógeno y con ello reducir también los riesgos para la salud.

A falta de que se presenten recursos que puedan paralizar esta decisión, la sentencia entrará en vigor el 1 de enero del 2018. El Estado de Baden-Württemberg, del que Stuttgart es capital, ha anunciado que estudia revisar esa medida aunque no se pronunciado sobre su posible aplicación.