Por primera vez en 300 años no hay ni una sola persona en Barbuda, una isla declarada inhabitable por el Gobierno de Antigua y Barbuda después de que fuera arrasada la semana pasada por el huracán Irma.

«Está vacía, ya que todos los habitantes tuvieron que ser evacuados a Antigua, a sólo 30 millas (unos 48 kilómetros) de distancia después del paso del ciclón que diezmó la isla», según asegura en una entrevista el embajador plenipotenciario ante Estados Unidos y la OEA de Antigua y Barbuda, Ronald Sanders. Ante la devastación que causó el huracán a su paso por la isla no ayudó el hecho de que es completamente plana, por lo que el ciclón no encontró resistencia, ni tampoco la calidad inferior de las edificaciones, además de que estuvo muy cerca del ojo del huracán, no como Antigua, que estuvo en los anillos exteriores de Irma. No es el único caso de islas que ya no son habitables en las Antillas, aunque sí quizá sea el más llamativo.

Su cercanía al ojo del ciclón, con vientos de unos 297 kilómetros por hora, no dio «ninguna oportunidad a Barbuda» para mantenerse en pie ante el temporal «más feroz, cruel y despiadado que se haya vivido en la isla», agregó Sanders.

«Las áreas agrícolas que un día produjeron cultivos para el consumo local ahora son tierras pantanosas y desafortunadamente la isla está llena de animales muertos y moscas que crean el riesgo de infección», explicó. Por ello -continuó- no hubo más remedio que «evacuar a toda la población de Barbuda (unos 1.800 habitantes) hacia Antigua, la isla vecina, lo que representa una gran carga para la segunda, ya que la población aumentó de un día a otro en un 10 %».

Sanders dijo que afortunadamente Antigua no fue golpeada por el ojo de la tormenta, y por lo tanto está abierta para los negocios. «Si hubiéramos sido golpeados, me estremezco de solo pensar en cómo habríamos tenido que lidiar con esta crisis humanitaria», manifestó.

COSTE DE LA RECONSTRUCCIÓN / El costo estimado de la reconstrucción de Barbuda, de acuerdo con cifras del primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, será de más de 300 millones de dólares. Pero, «lo que está claro es que es que lo que queda no puede ser reconstruido y debe ser abandonado», remarcó.

«Ahora tenemos que darnos cuenta de que las tormentas están aumentando en intensidad y que hay que construir edificios para que las resistan, lo que significa que todos los códigos de construcción deben ser revisados al alza y cualquier cosa que construyamos va a ser costosa», dijo el primer ministro.