Su piel serán placas solares, y su mano, una terraza. La antorcha sobre su corona, un restaurante, y sus tripas, un museo. Los barcos entrarán al puerto de la isla de Rodas por debajo de sus partes pudendas que, a diferencia del coloso original, estarán cubiertas de una túnica que caerá al mar y servirá de apoyo a la gigantesca estatua.

Es el Museo de Helios, la idea y el sueño del joven arquitecto griego Ari Palla y otros cuatro amigos. «Será una obra maestra global del siglo XXI que podrá ser visitada, disfrutada y admirada por las presentes generaciones y las futuras en los siglos venideros». Cuando está en juego el espíritu de una de las Siete Maravillas de la Antigüedad no se acostumbra a escatimar en elogios.

MUCHAS INCÓGNITAS

Sin embargo, no tanto se sabe de aquella escultura cuya fama alcanzó el mundo entero a pesar de su corta permanencia, entre los años 280 y 226 antes de Cristo. Consta que fue en honor al dios del Sol, Helios, que era de bronce, que se erigió en 12 años para conmemorar la victoria de Rodas frente a Antígono I en el 304 a.C. y que el encargado de la obra fue el escultor Cares, vecino del pueblo rodense de Lindos. Las incógnitas son muchas y muy básicas: ¿Quál era su forma real? ¿Qué fue de ella tras su destrucción por un terremoto? ¿Dónde se ubicó? Quizá la que más tortura a historiadores y expertos es esta última, ya que mientras el imaginario colectivo coloca al coloso de Rodas en la boca del puerto, con las naves mercantes y los pesqueros pasando bajo sus miembros colganderos, el sentido común y las pesquisas arqueológicas apuntan a una posición central en el casco urbano.

«Tenía unos 30 o 35 metros de altura y estaba sobre una peana también muy alta -relata Palla-. Las casas, en ese momento, medían entre 3 y 5 metros de altura, por lo que el coloso sobresalía entre ellas. Por eso lo consideraban una maravilla».

Su mito sirvió para inspirar otras grandes construcciones, como el coloso de Nerón, en Roma, que terminó colocándose junto al Anfiteatro Flavio y prestándole el nombre con el que se le conoce popularmente en nuestros días: el Coliseo. Según Palla, también la Estatua de la Libertad bebe de la talla, posición y significado de la antigua obra rodense que se convirtió en embajador de facto de la isla mediterránea.

150 METROS DE ALTURA

El arquitecto griego quiere recuperar «las emociones que el coloso provocaba en la gente al verlo». El objetivo actual es despertar ese asombro y esa admiración, pero con un proyecto nuevo, innovador, sostenible y mucho más... colosal: una estatua-museo de 150 metros de altura.

«Aquí hay muchísimo material antiguo que está en almacenes, sin mostrarse al público», lamenta el ideólogo del proyecto. «Porque no hay espacio. Y así [con el Museo de Helios] podremos mostrarlo al público», argumenta. El coloso, cuyo tiempo de construcción se estima en dos años, podrá albergar infinidad de esculturas y pinturas. El interior de la estatua-edificio es en su mayor parte un museo, aunque también ofrecerá varios rincones con vistas y un restaurante giratorio en la cima, en la antorcha que, sobre la cabeza y la corona, sujeta la mano derecha. Y, para no repetir errores pretéritos, los diseñadores han optado por una estructura en trípode (las piernas y la túnica) que permita la máxima estabilidad, con un sistema de oscilación a prueba de terremotos y de los azotes del viento.

«Durante el día -explica Palla- esperamos que los paneles solares que recubrirán el edificio produzcan más energía de la necesaria para el museo, así que esta energía sería distribuida a edificios cercanos. Sería uno de los primeros de este tipo. Es el Museo de Helios, dedicado al Sol. Es también una cuestión simbólica».

EL 'DIOS TURISMO'

No obstante, a efectos prácticos, el edificio no estará consagrado al Sol, sino a un dios bastante más terrenal: el turismo. «Rodas está a 18 kilómetros de Turquía. Por Turquía pasan unos 40 millones de turistas al año. Por Grecia, unos 26. Y Rodas está en medio de esos 66 millones de turistas cada año», calcula el arquitecto.

Esto se traduce en un jugoso filete para la economía local. Con la mayor parte de la población volcada en el sector turístico, no es de extrañar que los apoyos al nuevo coloso proliferen. «Esta gente no tiene trabajo durante el invierno», indica el líder del proyecto. Por ello, según Palla, el Gobierno les paga un subsidio que es no obstante insuficiente para vivir. «Nuestro objetivo es dar más trabajo a la gente, aumentar la temporada turística de 6 a 12 meses», augura. Los estudios de impacto económico que manejan prometen que «con el Museo de Helios se crearán, de manera indirecta, más de 20.000 puestos de trabajo».

UN PROYECTO DE 250 MILLONES

El problema es que, a diferencia del coloso antiguo, aquí no habrá armamento abandonado por enemigo alguno en su huida y que se pueda traducir en dinero que sirva para financiar el proyecto, estimado en 250 millones de euros. Por eso, y en un contexto de crisis económica que azota de manera feroz a los griegos, ha habido que recurrir a inversores externos «un poco escépticos por la situación política en Grecia». Según los cálculos realizados por los miembros del proyecto, los beneficios se pueden recuperar en cinco años. «El interior es el doble de espacio que tiene la Torre Eiffel, y esta cuenta con 7 millones de visitantes cada año. Si lográramos tener la mita de eso, los ingresos para los inversores serían bestiales», dice Palla.

Si se lograran atraer las masas de turistas que el griego prevé tras las construcción del nuevo coloso, la capacidad de alojamiento de Rodas se vería desbordada por completo. Por eso el arquitecto habla (si bien sin meterse a especificar) de «otros desarrollos» en los que ya están pensando los inversores interesados en poner sus recursos al servicio del mastodóntico edificio.

OPOSICIÓN DE ARQUEÓLOGOS Y ARQUITECTOS

Las pequeñas asociaciones de turismo familiar en Rodas consultadas ven con buenos ojos el proyecto, ya que afirman que atraerá visitantes a la zona, aunque reconocen no manejar los detalles del museo en sí. Por su parte, desde la delegación en Rodas del Ministerio de Turismo no se atreven a pronunciarse sobre el controvertido proyecto y alegan que eso le compete a Atenas (que no responde a los intentos de contacto efectuados por este diario por varios canales). Sí aseguran en Rodas que hay mucho interés por parte de la población en general, y en particular del sector hostelero y aquellos que viven del turismo en la isla. Pero también advierten de que hay arqueólogos y arquitectos locales que se oponen a su construcción.

Cuando se pregunta por la existencia de objeciones, se vuelve a recurrir al ejemplo de la Torre Eiffel: «Pasó lo mismo y es dos veces más alta y en el centro de la ciudad. Pero en el fondo será muy beneficioso para la isla», se apresura a replicar Palla.

El debate sigue vivo en la calle y, aseguran, este verano se producirán conversaciones multilaterales sobre este asunto. Para haber sobrevivido tan solo 54 años, el coloso de Rodas original sigue teniendo un peso enorme para la isla. Falta por ver si su «primo» del futuro se pondrá finalmente en pie.