Tres semanas de lluvia, episodios de aire y granizo y la crecida del río Genil, que inundó las huertas de naranjales a su paso, van a provocar pérdidas considerables en el sector de cítricos.

El agricultor Francisco González, presidente de la comunidad de Regantes de la Margen Derecha del Genil y secretario de la Cooperativa Agrícola de Regantes, indicó que durante tres semanas no se ha podido entrar en las huertas a recolectar naranja por la lluvia, que el aire ha tirado bastante fruta, que se ha visto sobre el agua durante la crecida del río Genil. La crecida del Genil, el 18 y 19 de marzo, añade días de no poder entrar en huertas a cortar naranja, con el agravante de que «humedad y calor puede provocar el vivo, habrá que fumigar», aseveró González. Al igual que otros agricultores, opina que esta situación es un mal menor comparado con la alerta por sequía que amenazaba el riego de la próxima campaña agrícola. Francisco González señaló que «hay que valorar perder un poco de producción y trabajo para la próxima campaña». Concretando en daños a la naranja, puso como ejemplo que «tras peritar el seguro mi producción presenta una pérdida de un 40%». En cuanto a otros cultivos, como sandía y melón, estima que se parará la mata, y si se muestra negativo sobre la cebolla, puede ser atacada por un hongo. El presidente de la comunidad de Regantes de la Margen Derecha del Genil manifestó que «el campo es así, nadie tiene el grifo del agua».

Lo cierto es que tras estos temporales de lluvia se abren las mejores expectativas para el riego, la última comisión de desembalse había autorizado un riego de 1.800 metros cúbicos, ahora se espera que autorice una dotación de 4.000 metros cúbicos. Los comuneros de la margen derecha del Bembézar ya han acordado una dotación de 4.000 metros cúbicos.

Estas son las consecuencias de tres borrascas, Enma, Félix y Gisele, con la posterior crecida del río Genil. El 18 de marzo, el Ayuntamiento palmeño activaba el Plan de Emergencia en su nivel 1. El nivel del Genil a su paso por Écija, municipio referente, ya clarificaba que el agua entraría en huertas y se colocaría en las traseras de Río Seco. Pasadas las 7 de la tarde el agua irrumpía «con muchas fuerzas», desplazando vallas y riegos, anegando huertas de naranjales y colándose en casas río abajo, 7 kilómetros de Pedro Díaz hasta el casco urbano. Cerca de las dos de la madrugada la crecida afectaba a los puntos susceptibles de la ciudad, final del Callejón del Junco, y caminos del Molinillo, Gálvez y Gloria, y en otros puntos río abajo hasta su unión con el Guadalquivir, caudal que también discurría muy alto.

El alcalde, José Antonio Ruiz Almenara, que participó en el operativo de aviso y vigilancia, recordaba que «desde el ayuntamiento, el equipo de gobierno se dirigía este verano a Confederación Hidrográfica del Guadalquivir pidiendo que se retire una isleta junto al azud de la Harinera», afirma que «hay que limpiar los ríos, los cauces están sucios».