En estos tiempos que corren se ha desvirtuado el concepto de vecino. Aun viviendo cerca, compartiendo un mismo recinto, juntos, solo separados por una pared, sin puerta, pero a menudo angosta, que permite entrar en casa a las voces ajenas. Sí, ahora ya son voces ajenas. El vecino ya no es aquel individuo con el que te unía un sentimiento de pertenencia, de cercanía, de empatía. Sufrías con su sufrimiento, lo ayudabas, te ayudaba. Dónde quedan esos días en los que el vecino compartía contigo una copa de cava después de las uvas. O una conversación en el rellano. Esos días en los que pasábamos las tardes en casa del vecino jugando con sus hijos, merendábamos en su casa, y ellos cenaban en la nuestra. Dónde están esos días en los que se perdonaba todo cuando el vecino pasaba por un mal momento. O te encontrabas un fajo de billetes en el balcón que solo podía haber venido del otro balcón.

Ahora esto ya no existe y lejos de quedarse ahí va más allá. Ahora el vecino ya no ayuda, ahora el vecino persigue, dedica su tiempo a machacar al de al lado. Es feliz si el vecino no lo es. El respeto se ha perdido. Si te molesta su ruido lo hará más alto la próxima vez. Si necesitas su ayuda no solo no te la dará sino que hará porque el resto tampoco lo haga. Todo su esfuerzo se centrará en machacarte si puede y está en su mano. Es la triste realidad. La convivencia vecinal se ha perdido, el sentimiento de pertenecer a un mismo sitio, a una comunidad, donde los intereses deberían ser comunes, ya no lo son, priman los intereses individuales, la soberbia de ser más que el de al lado. De hacer valer las opiniones a base de griterío y malas artes. De intrigas y chismeríos. Mentiras y desprestigios de personas que mortifican a otras solo porque ellas son infelices, su comportamiento refleja su propia desdicha.

Sé un buen vecino, recuperemos el concepto de antaño en todo su esplendor, evita a las personas conflictivas, recuerda siempre que para ellas el motivo del conflicto no importa, lo que importa es el conflicto en sí, porque le mantiene ocupado. Contra esto nada se puede hacer, cierra tu puerta y reza porque encuentre otra víctima y se olvide de ti. O reza porque se vuelva a enamorar, eso también ayuda.

Inmaculada Rodríguez Morillo

Córdoba