Hace una semana que tuve el placer de presentar en Peñarroya la que ha sido la primera exhibición en la provincia de la película Góngora, brillante oscuridad . Un placer privado, pero también objetivo, porque el acto me permitió conocer y admirar el trabajo del director Miguel Angel Entrenas, y del protagonista, Juan Carlos Villanueva, así como del resto del elenco, en especial de mi paisano adoptivo Manuel Cañamaque como el alguacil que desaloja al poeta de su casa por orden de su declarado enemigo, Quevedo. Ya sabíamos que la cinta muestra al Góngora más humano, el hedonista, el ludópata, el desgraciado. No sabíamos que es la primera vez que alguien se molesta en llevar a Góngora al cine. Ya sabíamos que el poeta es una de las máximas figuras de la Literatura española, pero no sabíamos que Canal Sur ha rechazado apoyar y proyectar esta producción. Aquí somos como somos, pero aún así la acogida en Córdoba ha sido memorable aunque su exhibición se ha circunscrito a pases alejados de los circuitos habituales, pero no sabíamos que el eco a nivel nacional ha sido mínimo, no así en EEUU, Japón o países nórdicos. Góngora se nos revela bajo la batuta de Entrenas y en la piel de Villanueva nada menos que como todo un hombre, por parafrasear a Unamuno. Y a veces la vida te da momentos de gloria inesperada, ya que si digna y entretenida es toda la cinta, la escena en que don Luis se confiesa a Velázquez mientras lo retrata pone la carne de gallina por la amargura y sinceridad que trasluce. No cabe añadir sino ¡enhorabuena!

* Profesor