La estrategia, claramente violenta, consiste en someter a acoso a quienes se atrevan a discrepar de una ideología que se trata de imponer a todos desde la propia escuela. Así se coarta la libertad de expresión en el ámbito moral o religioso, produciendo un dramático empobrecimiento que ya padecen buena parte de las sociedades europeas. Hace dos meses se reunían en Budapest más de 600 representantes de asociaciones agrupadas en la Plataforma One of Us, para reclamar políticas de protección de la vida, la familia y la maternidad. El problema es demasiado serio para que los gobiernos europeos asistan indiferentes a esta estrategia contraria a los derechos y libertades fundamentales, como son la libertad de educación y la libertad religiosa.