De los siete enanitos de Blancanieves, me quedo con Mudito. Gruñón no nos caía bien, Dormilón nos aburría, Feliz era empalagoso, Tímido nos ponía nerviosos con su inseguridad, Mocoso no estaba mal, aun resfriado y un poco hipocondríaco, y Sabio era como el búho bueno de los demás cuentos. Pero Mudito era otra cosa, espabilado pero sin molestar, algo inocente sin ser un indocumentado. Y ahora se nos aparece un Mudito en el PSOE con sentido común, aplomo y responsabilidad, transmutado en un ciudadano llamado Javier Fernández del que nadie, desde fuera, sabíamos nada. Tiene Javier Fernández dos cosas que podrían hacer de él un magnífico líder de la socialdemocracia española. Bueno, dos no, tres o cuatro. En primer lugar la facha, un aspecto de fiar con esa nariz que busca lo aguileño de sus riscos asturianos y un cabello y un conjunto físico que --aunque más robusto-- nos recuerda a aquel Adolfo Suárez. Parecerse a aquel Adolfo Suárez en estos tiempos, aunque sólo sea en la pinta, ya es un plus. Luego, este hombre con pinta de tío legal, poco dado a pamplinas y serio, al que precisamente en Asturias llaman El Mudo (El Mudu, en bable) porque es poco dado a la verborrea inútil, no necesita a la política para vivir y está lejos de eso que la RAE describe como «deseo ardiente de conseguir algo, especialmente poder, riquezas, dignidades o fama», es decir, ambición. Si a ello sumamos que, como ingeniero de minas, conoce el subsuelo del mundo y de quienes lo pisan, ya solo nos queda la cuarta virtud, es de esos tipos del que siempre se echa mano para que nos salve el equipo cuando no hay ningún profesional famoso y caro que pueda hacerlo. En eso recuerda mucho este Mudito Fernández a aquel Luis Molowny del Real Madrid, al que ponían de entrenador cuando no había otro y encima no solo no lo hacía mal sino que salvaba los muebles con dignidad. Uno se pregunta por qué tiene que haber profesionales de la política cuando hay buenos secundarios, gente de reparto como Fernández. Para qué Dormilones como Rajoy, Felices como Susana Díaz, Gruñones como Pablo Iglesias o Pedro Sánchez, habiendo Muditos sensatos como Javier Fernández.

@ADiazVillasenor

* Profesor