CÓRDOBA

PALACIO DE LA MERCCED

LOS VIERNES A LAS 20.15 (SALVO FESTIVOS) Y SÁBADOS A LAS 11.00 HORAS

Desde el pasado mes de abril, la Diputación de Córdoba ha puesto en marcha una actividad para que todos los ciudadanos, ya sean cordobeses o foráneos, puedan conocer la historia y los rincones que encierra este bello edificio, uno de los mejores ejemplos del barroco cordobés, que hoy es su sede institucional.

A medida que nos acercamos para la visita, los nombres de las calles y plazas que le rodean nos dan ya una pista sobre esa historia: jardines de Colón, Reyes Católicos, Doce de Octubre, avenida de América... Todo confluye en el edificio que los frailes mercedarios levantaran en la Edad Media. En su puerta nos recibe cariñosamente Elisabeth González, actriz licenciada en teatro textual por la ESAD de Córdoba, quien será la encargada de guiarnos por salas y pasillos para contarnos y poner a nuestro alcance, de esta forma teatralizada, su historia.

Tres son los personajes anfitriones que Elisabeth interpreta en esta visita: Cristóbal Colón, quien viviera muchos años en una celda del convento invitado por los mercedarios antes de ser recibido por los Reyes Católicos; uno de esos frailes mercedarios será el encargado, ya en la capilla, de hablar sobre el convento de la Merced y contar algunas leyendas e historias sobre el mismo; por último, y ya en la edad contemporánea, Elisabeth se convierte en una señora más que pintoresca, en su tiempo muy unida a Protocolo de la Casa Palacio, que desde el Salón del Artesonado contará sobre todo los cotilleos acerca de autoridades, visitas, y personajes de alcurnia que en su día residieron entre sus paredes.

Pero para llegar a este punto hemos tenido que recorrer otros lugares del Palacio de la Merced en esta visita participativa y dinámica. Estos son: el Patio Blanco, Patio Barroco y también el del Reloj, que nos hablan de Colón, de su amor con Beatriz Enríquez de Arana y de su segundo hijo, Hernando Colón. Y también recorremos el Salón de Plenos y la iglesia de la Merced, desde donde el fraile desvelará alguna que otra leyenda sobre el edificio.

Con todo ese bagaje a cuestas, solo nos queda despedirnos de nuestra noble guía que ya en la puerta nos pide comentemos que las visitas, gratuitas, deben ser solicitadas con antelación a protocolo de la institución, ya que sin ese requisito no es posible acceder a este magnífico recorrido.