El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, no visitaba España desde octubre del 2015. Durante los últimos meses, el político luxemburgués ha evitado además pronunciarse sobre la situación política española, especialmente durante el momento crítico en el que se discutió en el seno de la CE la posibilidad de sancionar a España con una multa de 2.100 millones por incumplir el pacto de estabilidad. La decisión de salvar a España de la sanción en pleno desgobierno llegó acompañada el pasado julio de un nuevo chute de oxígeno con la concesión de dos años extra para rebajar el déficit público.

"Tuvimos un gran debate sobre España y Portugal, ambos países formaban parte de la misma negociación. Yo tomé posición a favor de no sancionar a España porque entendía que el país tenía un problema político y lo teníamos que ayudar”, ha explicado el presidente de la CE en un restringido encuentro con la prensa española antes de su reunión con Mariano Rajoy. Juncker ha dejado claro que el nuevo gobierno tendrá que presentar sus planes presupuestarios para el 2017, que serán estudiados por la CE. “No hay razones para estar preocupados por España”, ha señalado.

Juncker sí ha mostrado preocupación por el alza de los populismos y ha advertido que cada vez más "los partidos políticos están imitando a los populistas en sus discursos". "El resultado es que con esto acreditan un discurso único y lo legitiman, pero los votantes acaban votando a los oiginales". Respecto al referendo de la Constitución en Italia, Juncker ha declinado pronunciarse.

A pesar de reconocer que el populismo se sustenta en la brecha cada vez máyor entre los gobernantes y los ciudadanos, el presidente de laCE ha rechazado vincularlo a las políticas de austeridad: “Eso sería excesivo, es un paso que no voy a dar”, ha dicho.

“Cuando estoy en el sur de Europa afronto quejas de austeridad y cuando estoy en el norte soy descrito como un político blando que no entiende el mundo”, ha afirmado. “Estoy más cerca de los sentimientos que expresan los países del sur que los del norte”, ha afirmado a la vez que se ha mostrado convencido que los políticos deben tomar decisiones difíciles sin miedo a las urnas.

Juncker ha rechazado cualquier autocrítica en temas controvertidos como, por ejemplo, la polémica sobre las puertas giratorias con el caso del fichaje del expresidente de la CE José Manuel Durao Barroso por Goldman Sachs. "Yo no lo hubiera hecho", se ha limitado a decir Juncker.

Respecto a la elusión fiscal de las grandes multinacionales, Juncker ha afirmado que las ventajas fiscales a la carta (tax rulings) que ofrecen los Estados es un mecanismo antiguo, que antes estaba aceptado porque facilitaba a estados pequeños competir con los grandes. Juncker era primer ministro cuando se ofrecieron ventajas fiscales millonarias a grandes multinacionales, caso que salió a la luz el año pasado conocido como luxleaks.