El centro de enseñanza Cum Laude, ubicado en el barrio de Santa Rosa, nació hace ahora cinco años. La vocación y sobre todo, la necesidad de cambios en el sistema tradicional de enseñanza unió a las tres socias de esta cooperativa: Susana y Elena Rodríguez Bejarano y su madre, Ana Teresa Bejarano Fernández.

Elena Rodríguez, jefa de estudios del centro, explica que "los alumnos vienen buscando algo más que enseñanza. La mayoría de las veces presentan una gran desmotivación ante los estudios, lo que hace que rechacen cualquier ayuda. Lo primero es despertar en ellos el gusanito de aprender. No quieren que se les adoctrine, quieren aprender a vivir y ese es un concepto muy elevado".

Esta academia, de trato familiar y distendido, ofrece estudio dirigido a alumnos de Primaria, Secundaria y Bachillerato, a los que ayudan una hora diaria, de lunes a jueves, a realizar las tareas que les mandan en clase, a reforzar algunas materias o a preparar los exámenes. Susana, directora gerente del centro, reconoce que son muchas las tareas que los niños tienen para realizar en casa "y muchos padres no tienen tiempo o se han quedado atrasados para ayudar a los niños en las diferentes materias". Pero también ofertan clases de inglés, francés, latín y griego, que imparte el profesor José Enrique Gutiérrez Gutiérrez; se prepara la selectividad o incluso las oposiciones de Infantil de Magisterio.

Los profesores, jóvenes todos ellos, saben que la adolescencia es una etapa difícil y mantener la disciplina, dando un margen de libertad para que se expresen, también lo es.

Elena Rodríguez reconoce que, "aunque suene a tópico, somos una gran familia. No hay nadie que se quede fuera del grupo. Todo alumno es una pieza fundamental de esta máquina. El alumno encuentra su sitio, no se halla desplazado. Sabemos por los resultados que no hay mayor fortaleza que sentirse querido y que se rinde mucho más cuando se trabaja a gusto".

Los adolescentes se quejan a menudo de que no son escuchados. Es fácil comprender que los profesores de instituto no pueden atender todas las demandas del alumnado en este aspecto, dado el gran número de alumnos. "Aquí sí podemos hacerlo porque el número de chicos por clase es muy reducido", señala Elena. "No te puedes hacer una idea de la cantidad de preguntas al margen de matemáticas, física o química, que te hacen. Les preocupa la amistad, las drogas, y comentan muchas cosas sobre programas de televisión e incluso sobre sexualidad. No les puedes dejar sin respuesta. En esto son muy exigentes", explica.

ENSEÑAR CIENCIAS

En cuanto a la enseñanza de las ciencias, Cum Laude utiliza también un sistema especial. "No se trata de hacerle repetir como loros lo que dicen los libros. Se trata de hacerles comprender cómo y por qué ocurren los fenómenos, establecer conexiones con su vida cotidiana. Cada alumno lleva su propio seguimiento, su propio ritmo", explica la jefa de estudios.

Las profesoras reconocen que "la mayoría de los fracasos escolares se deben a que el alumno no sabe estudiar. Les falla la constancia, el trabajo diario. Les cuesta esquematizar, hacer resúmenes e incluso subrayar. Por ello, hemos implantado el estudio dirigido, enseñando nuevas técnicas de aprendizaje y nuevas tecnologías".