Corría el año 1959 cuando la Vuelta a España pasó por primera vez por tierras cordobesas. En aquella ocasión, Antonio Karmany se proclamó ganador de una etapa llegada desde Manzanares. Por si fuese poco, aquel año hubo doble ración, pues al día siguiente la ronda partió desde la capital califal con dirección a Sevilla. Desde ese 25 de abril de 1959, la Vuelta y Córdoba van de la mano. Ha llovido desde entonces, y lo ha hecho con Córdoba como fiel protagonista de la historia de una de las tres Grandes. Y es que hasta 21 ediciones de la ronda española, 22 con la presente, han dado el pistoletazo de salida o han cruzado la meta en asfalto cordobés, con especial mención para las décadas de los 90 y 2000, pues tras la ausencia en los años ochenta, el pelotón ha visitado la provincia cordobesa en 14 ocasiones.

Tal es el acento cordobés que cuentan los anales de la Vuelta, que son hasta siete ciclistas naturales de Córdoba los que a día de hoy han rodado sobre su bicicleta por el trazado de carreteras secundarias españolas cuyas vistas no dejan indiferente a nadie. Desde los hermanos José y Antonio Gómez del Moral, debutantes en las décadas de los cincuenta y los sesenta, al villafranqueño del equipo Andalucía Cajasur, José Ruiz, en 2007. En medio de este salto generacional, corredores como Antonio Martos, natural de Guadalcázar; Antonio Cabello, el único cordobés que ha terminado la ronda como corredor y director; José Recio, fernannuñense que marcó la década de los 80 sumando cinco victorias de etapa, y Juan Rodrigo Arenas, nacido en Pedro Abad, defendieron con orgullo el gentilicio local por todos los rincones de la Península Ibérica.

Y no solo corredores. Córdoba también ha aportado a la Vuelta a España uno de los símbolos por excelencia de la esencia cordobesa, el sombrero de ala ancha que con orgullo y henchido lucen los más rápidos tras cruzar la meta en suelo califal. Desde que esto se convirtió en tradición, corredores del nivel del holandés Bart Bos Kamp, el velocista catalán Melchor Mauri, o el alemán del Giant-Shimano John Degenkolb, han posado con el unipresente ramo de flores y cómo no, con el sombrero cordobés, aunque a unos les sentó mejor que a otros. Y si no, hagan memoria.

La cara de Sagan

Últimos metros de la sexta etapa de 2011, el jovencísimo Peter Sagan encabezaba la serpiente multicolor para proclamarse ganador de su primera etapa en una Grande, y sí, lo hizo aquí ante el calor de miles de personas que se agolpaban en la meta. Un bonito recuerdo. Aunque quizás no tanto para el eslovaco, que pese a la euforia del momento no pareció muy contento de lucir el emblema que forma parte de la historia de una Vuelta ya de ala ancha.