Habla en inglés el 'speaker' y no sirven boquerones porque es domingo, dice la camarera con el rostro fruncido, como si hubiera sido una ofensa tal petición. Es Málaga, tiempo agradable hasta que se va el sol y llega un frescor inesperado.

34 jornadas lleva La Rosaleda, campo de cemento por fuera, gigante y bello por dentro, sin ver un partido el domingo a las cinco de la tarde. Más de un millar de aficionados blanquiverdes en una esquina y otro puñado esturreado entre los locales.

La megafonía bilingüe domina idiomas, pero no el ritmo de locución. Apática cuando nombra a los jugadores del Córdoba y confiada en exceso cuando recita los del Málaga, tanto que deja en blanco sus apellidos para que la hinchada los vitoree, pero nada se entiende. La gente aún busca su asiento, no está para acertijos.

Hay algo común en todos los campos del fútbol español. En algún momento de cada partido se escucha al unísono: "¡Tebas, vete ya!".

Solo hay un aspecto en el que El Arcángel supera a La Rosaleda: los cuartos de baño. Los blanquiverdes son amplios y uno llega y cumple al instante. En Málaga hay que cruzar las piernas y hacer una larga cola que prácticamente consume el descanso.

Los más jóvenes lo pasan corriendo por los pasillos, junto a fotografías de más de un metro y medio de los jugadores del Málaga celebrando goles. Los niños corren y hacen como que disparan y gritan que quieren ser como Rosales y como Samu, y todos llevan camisetas blanquiazules.

En La Rosaleda hay dos fondos de animación que incluso se ponen de acuerdo para hacer la ola. La continúa todo el estadio, hasta algunos blanquiverdes, porque hace mucho que no ven algo así en casa.

No se regocija demasiado la afición del Málaga, todo lo contrario, acaba gritando "¡Córdoba, Córdoba!", en un gesto de consuelo para su vecino. "¡Sois de Primera!", le llegan a cantar a los blanquiverdes, que andan liados en recriminaciones a sus jugadores. Pese a su pena, responden con un fuerte aplauso.

Un aplauso que le niegan a sus futbolistas cuando estos, una vez acabado el partido, van al centro del campo a agradecerles el desplazamiento. La salida del estadio, al menos, es rápida, sin colas, bullas ni empujones, una salida de Primera.