Los ultras radicales del fútbol han dejado de ser un grupo de jóvenes inadaptados que no ven más allá de la redondez de un balón. Están presentes en casi todos los estratos sociales como ha venido a demostrar la reyerta entre los seguidores del Frente Atlético y el Riazor Blues que el 30 de noviembre se saldó con la muerte a palos de Francisco Javier Romero Taboada, Jimmy. Durante el día de ayer trascendió que además del guardia civil de Rivas Vaciamadrid y los dos menores, entre los 40 detenidos hay también un militar de la Unidad Militar de Emergencias y una mujer de 23 años.

A nadie ha sorprendido la presencia de la joven entre los arrestados. Y a la brigada de información de la jefatura superior de policía de Madrid tampoco. Aunque su presencia era casi testimonial en las gradas del fondo sur que hasta la reyerta ocupaban los ultras del Frente Atlético, siempre ha habido mujeres alrededor de los cabecillas de la hinchada, generalmente novias o hermanas.

En el universo de los ultras las mujeres nunca estuvieron bien vistas, porque se decía que a la larga acababan suavizando a los muchachos. En cualquier caso la detenida es una vieja conocida de la brigada de información. La mujer estuvo implicada en el asalto al Bar Duratón, el feudo del Frente Atlético, cerca del Vicente Calderón.

Del militar y el guardia civil apenas trascendieron datos salvo que no tienen graduación. Ambos han sido suspendidos en las respectivas instituciones en las que trabajan.

En cuanto a dos de los presuntos autores del asesinato de Jimmy solo han trascendido datos de uno de ellos, un hombre de 43 años conocido como Búfalo, sin antecedentes penales, taxista y padre de dos hijos.