El piloto catalán Marc Márquez (Honda), que ayer, en Sachsenring (Alemania), logró la gesta de convertirse en el primer piloto de la historia que gana nueve veces consecutivas, del 2010 al 2018, en un mismo trazado (una en 125cc, dos en Moto2 y seis en MotoGP), no solo cuenta en estos momentos, ni siquiera aún mitad de temporada, con 46 puntos más que Valentino Rossi (Yamaha), 56 más que Maverick Viñales (Yamaha), 77 más que Andrea Dovizioso (Ducati) y Johann Zarco y 80 más que Jorge Lorenzo (Ducati), sino que, pese a resistirse a reconocerlo públicamente, se ha convertido en el único piloto de Honda capaz de hacer correr la RC213V.

Marc Márquez (Honda) es manteado por todo su equipo en Sachsenring. / ALEJANDRO CERESUELA

Márquez, que cuando le planteas el tema ¿dónde estaría Honda sin usted? responde que "mi éxito es una gran labor de la fábrica y mi equipo”, suma, en estos momentos, tras nueve carreras, 165 puntos, que son más que los 157 que totalizan los otros cinco pilotos oficiales de la marca alada: Dani Pedrosa (49), Cal Crutchlow (79), Takaaki Nakagami (10), Franco Morbidelli (19) y Thomas Luthi (0). Es evidente que, sin Márquez, Honda no podría liderar el único campeonato que le interesa ganar, el de constructores, donde, con 200 puntos, aventaja en 40 a Yamaha y en 42, a Ducati, gracias a las cinco victorias de Marc (Austin, Jerez, Le Mans, Assen y Sachsenring) y los dos segundos puestos de Catar y Barcelona.

El campeón de Cervera (Lleida) volvió a elogiar ayer el trabajo realizado por Honda “que ha puesto en nuestras manos una moto que, ahora, se adapta mucho mejor a todos los trazados, como empieza a ocurrirle a la Yamaha y a la Ducati, pero que ha perdido algo en aquello que éramos fuertes, aunque ha mejorado en los puntos donde éramos algo más débiles”. Márquez considera que ahora "el motor es mucho mejor, más potente, empuja más, pero la gestión del gas sigue siendo mejorable”.

Preguntado sobre el hecho de que el piloto probador Stefan Bradl irá ahora a Motegi (Japón), trazado propiedad de Honda, para seguir probando nuevas piezas, el líder del Mundial recordó que “¡suerte que la Yamaha iba mal!, de lo contrario no sé que hubiesen hecho Valentino (Rossi) y Maverick (Viñales), que han acabado pegados a mí aquí, en Alemania, donde yo iba a ganar con una mano. No, no, si podemos seguir mejorando la moto, hay que hacerlo, pues aún tenemos puntos donde podemos avanzar y, por fin, Honda tiene un equipo de pruebas potente”.

Marc Márquez, todo su equipo técnico, dirigido por el ingeniero Santi Hernández (con barba), y Juliá, padre del piloto (a la derecha con gafas de sol), celebran el noveno triunfo del catalán en Sachsenring. / ALEJANDRO CERESUELA

Márquez siguió negando que la única Honda que gana es la suya y que él sea el único piloto de la marca japonesa que sabe exprimir todo su potencial. “Me niego a afirmar que soy yo quien gano, pues sin mi fábrica, sin mi equipo técnico, sin mi box, no ganaría. Es el compromiso de todos. Tal vez ganaría, o no, quien sabe, con otra moto. Lo único que sé es que, con el material que tenemos y trabajando duro, estamos al frente del Mundial, que es lo importante. Es evidente que la moto de este año se adapta muy bien a mi estilo de pilotaje, sí”.

El tetracampeón más joven de MotoGP, de 25 años (14 menos que Valentino Rossi, segundo del Mundial), insistió en que, pese a los 46 puntos que le lleva al 46, piensa seguir corriendo, tras las pequeñas vacaciones, con la misma intensidad e idea, que es intentar ganar todas las carreras. “Quedan 10 grandes premios, más de la mitad, y en Brno, próxima cita, saldremos con el contador a cero. Eso sí, he aprendido que si he de ser segundo, seré segundo; ¿tercero?, pues tercero. Pienso seguir corriendo con corazón y, de vez en cuando, con cabeza”.