El futuro de James Rodríguez en el Madrid es una incógnita. A una semana del cierre de mercado, el futbolista colombiano parece estar en la puerta de salida, aunque la etiqueta de ser uno de los preferidos de Florentino choca con su posible marcha. Pero Zinedine Zidane le ha señalado el primer día, sentándolo en el banquillo al lado de Isco contemplando como Marco Asensio les adelantaba por la izquierda, y ha dado cuerda a la posibilidad de que el club esté abierto a escuchar ofertas.

El problema es que llegue alguna que compense los 80 millones de euros que pagó hace dos años. Mientras, en Colombia, claman por la «asquerosa campaña» de los medios españoles contra el futbolista. La figura de James ha ido diluyéndose desde que aterrizara en el Bernabéu como una galáctico después de causar sensación en el Mundial 2014. Funcionó muy bien con Ancelotti, pero primero con Benítez y después con Zidane fue perdiendo protagonismo, en un declive acompañado de reproches por su poca dedicación y una vida muy ajetreada. Hasta que explotó: «Jode que digan que estoy gordo», respondió indignado en enero, en medio de esa espiral de críticas. El técnico blanco tiene poca confianza en él, asunto que no cuadra con sus palabras: «James se quedará en el Madrid»