Tras negarse a entrenar toda la plantilla en la sesión del pasado martes ante la falta de soluciones a los impagos de las mensualidades de octubre y noviembre, el entrenador del Lucena, Serafín Gil, se vio obligado a suspender el entrenamiento de ayer miércoles a los 8 minutos de su comienzo, al considerar que los futbolistas estaban desmotivados, faltos de intensidad, por lo que decidió enviarlos al vestuario como muestra de solidaridad.

La situación comienza a ser insostenible. El presidente, Eduardo Bouzón, y el director deportivo, Javier Martí, no están cumpliendo las promesas del pasado mes de noviembre, en que se comprometían a pagar los emolumentos de los profesionales del club, una vez que estos aceptaron posponer hasta un 15% de sus sueldos hasta el final de la temporada para facilitar la viabilidad del club.

El capitán Antonio Sarmiento, que actúa de portavoz, ha manifestado que "la situación es jodida, porque muchos de mis compañeros no tienen dinero ni para comer" y ha señalado que la plantilla se ha puesto en manos del sindicato AFE.