Pasada la primera meta volante, la que delimita el primer cuarto de competición de Liga en Segunda División, pueden comenzar a extraerse algunos números que pueden ser significativos para analizar a cualquier equipo, en este caso, al Córdoba. Y haciendo un repaso inicial en algunos aspectos, se puede asegurar que lo que transmite el conjunto de Oltra sobre el terreno de juego tiene un reflejo bastante fiel en las cifras. Otra cosa, muy diferente, es que aún resta un mundo hasta el final del campeonato y cualquier línea se puede modificar o enderezar.

Pero por lo pronto, lo que muestra el Córdoba de esta campaña es que sus números en defensa son casi calcados a los de la pasada temporada, mientras que los ofensivos bajan significativamente si se toma como referencia, también, la temporada 2015/16.

En el primer apartado, el defensivo, el Córdoba de la pasada temporada recibió en las primeras 11 jornadas 92 disparos, de los que 43 encontraron el objetivo de los tres palos, lo que supone que el 46,7% de los tiros que le lanzaban llegaban a portería.

Al de esta temporada le han disparado en 85 ocasiones, de los que 40 fueron entre los tres palos, lo que supone un 47,05% del total, es decir, menos de un 1% más de diferencia con respecto al de la pasada campaña. De hecho, el Córdoba de la 2015/16 había recibido 12 goles en la jornada 11 y en esta campaña lleva uno solo menos: 11.

Por lo tanto, es fácil deducir, reforzado por las propias sensaciones que han transmitido ambos equipos, que la difererencia defensiva entre uno y otro es prácticamente inapreciable.

En el aspecto ofensivo sí hay matices que marcan tendencia y que denotan una separación mayor entre el equipo de la pasada temporada y el de ésta. Porque el Córdoba de la pasada temporada, con un 1-4-4-1-1 y con Fidel, Ríos, Xisco y Florin Andone disparó en 95 ocasiones contra las porterías contrarias en las primeras 11 jornadas, de las que 46 fueron entre los tres palos, por lo que el 48,4%, prácticamente la mitad, encontraron objetivo. Sin embargo, el Córdoba de esta campaña ha disparado en 93 ocasiones, es decir, apenas dos disparos menos que el equipo del año pasado, sólo que en esta temporada, de esas 93 ocasiones, 38 han ido entre los tres palos, lo que representa un 40,8% del total. Una sensible diferencia de efectividad en los metros finales que se reflejan, lógicamente, en las cifras goleadoras: mientras que en la 2015/16 el Córdoba había anotado 15 goles, en la actual temporada ha anotado tres goles menos, 12, por lo que es fácil deducir que existen dos motivos principales por los que el Córdoba actual ha sumado cinco puntos menos que el de la pasada campaña al paso por la jornada 11. Por un lado, el aspecto defensivo apenas se ha movido, los números de goles encajados y de disparos recibidos es prácticamente el mismo, por lo que mantiene la misma línea en lo que a contención se refiere. Y por otro, lleva un caudal ofensivo prácticamente idéntico que el del pasado año, aunque con menos efectividad, al menos en esta primera parte de la temporada.

Es más, de aquellos 15 goles de la pasada campaña, 14 fueron realizados con el balón «en juego», mientras que uno llegó de penalti, el materializado por Raúl de Tomás en El Arcángel ante el Bilbao Athletic y que supuso el triunfo para los blanquiverdes. De los 12 que se llevan en la actualidad, tres han llegado por sendas penas máximas, por lo que sólo nueve han llegado con el juego en activo. De hecho, esa menor pegada se traduce también en esa suerte, ya que Alfaro erró un penalti en la jornada inaugural, ante el Tenerife en El Arcángel. En definitiva, este Córdoba no mejora defensivamente y baja su efectividad en el aspecto atacante.