El Barcelona tendrá que apelar más que nunca a la magia del Palau si quiere volver a estar en la Final a Cuatro de la Liga de Campeones de balonmano. Los hombres de Xavi Pascual, que tan solo habían perdido un partido en toda la temporada, sufrieron en Mannheim un tremendo correctivo en la ida de los cuartos de final y tendrán que remontar siete goles el próximo sábado (38-31).

El Rhein-Neckar Löwen, que hace más de un año que no pierde en casa, desballestó a la defensa azulgrana con un Gensheimer en estado de gracia (14 goles). La defensa, santo y seña del bloque azulgrana, hizo aguas en la primera parte, en la que encajó 22 goles. Al descanso Gensheimer había marcado 10 goles, tan solo cuatro menos que todo el Barça (22-14). Las cosas no mejoraron tras la reanudación, cuando los azulgranas llegaron a perder por 11 tantos (30-19), una diferencia tan abultada como inesperada.

Niklas Landin ganó claramente a Saric y Sterbik el duelo de porteros. Bien protegido por Gedeón Guardiola y el resto de la durísima defensa alemana, el meta danés (de 25 años y que acaba contrato el próximo año), demostró por qué es actualmente el mejor portero del mundo, ante el delirio de su afición.

En un día con poca fluidez ofensiva, la seguridad de Lazarov desde el punto de penalti (desde donde logró 7 de sus 10 tantos) mantuvo al equipo a flote. Un aumento de la intensidad defensiva contribuyó a que Sterbik estuviera cuatro minutos sin encajar, tiempo en el que el bloque de Pascual limó la desventaja (36-29).

GOL ANULADO Como ya ocurrió en el 2011, cuando los árbitros anularon en Mannheim un tanto sobre la bocina de Víctor Tomás, los colegiados no concedieron el último tanto de Lazarov que hubiera dejado la diferencia en 6 goles. Pese a ello, el Barça apelará a su afición para lograr la gesta.