Es un thriller de músculo puro y sin gota de grasa. Es castiza y, al mismo tiempo, universal. Es una historia de venganza perfecta y violenta. Es la película de un novel. Y es, para los productores de cine, la mejor del año. Tarde la ira, esplendoroso debut en la dirección del actor Raúl Arévalo, conquistó el premio Forqué al mejor filme. Se impuso a las otras cinco cintas que también aspiraban al galardón: El hombre de las mil caras, Que Dios nos perdone, Julieta, Un monstruo viene a verme (que obtuvo el premio a la educación en valores) y 1898. Los últimos de Filipinas. Compitiendo con los primeros espadas de la industria, Arévalo --que, en su día, se ganó la vida promocionando zumos en grandes superficiales-- se siente como «el Leganés subiendo a primera y jugando contra el Barça».

¿Significa esto que Tarde para la ira también se alzará el 4 de febrero con el Goya, el máximo premio del cine español? Veremos. De momento, los Forqué son un estupendo aperitivo. Organizados por EGEDA (entidad que gestiona los derechos de los productores audiovisuales) y celebrados anoche en el Teatro de la Mestranza de Sevilla con la presencia del ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo; la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz; y la consejera de Cultura, Rosa Aguilar, los Forqué marcan el inicio de la temporada de galardones, a los que seguirán los Gaudí, los Goya y los Feroz, entre otros.

Antonio de la Torre, protagonista de Tarde para la ira, no se llevó, sin embargo, el Forqué al mejor actor. Este fue a parar a manos de Roberto Álamo, el mazas, ultravioleto y charlatán policía de Que Dios nos perdone, otro de los grandes thrillers del año. El éxito de la película --que es castiza y universal como Tarde para la ira-- ha hecho que el productor Gerardo Herrero ya haya pedido una nueva historia a su director, Rodrigo Sorogoyen, y a su coguionista, Isabel Peña. Ambos están escribiendo ahora mismo un filme sobre el lado humano y personal de un político corrupto.

Mientras, Emma Suárez venció en el apartado de interpretación femenina por su papel de madre desesperada y vencida en el último drama de Pedro Almodóvar: Julieta. Suárez venció no solo a su propia compañera de reparto en el filme (Adriana Ugarte) sino también a Bárbara Lennie, esplendorosa protagonista de María (y los demás); Carmen Machi (La puerta abierta); Anna Castillo, la entrañable joven coraje de El olivo; Carmen Machi (La puerta abierta) e Inma Cuesta (La novia). El galardón al mejor corto no se embolsó Juanjo Giménez por Timecode sino el también barcelonés Lluís Quílez por Graffiti.

Conducida (sin excesiva gracia) por el humorista Carlos Latre, la gala de los Forqué sirvió no solo para rendir homenaje a la estupenda cosecha del 2016 (con unos datos de taquilla que invitan al entusiasmo gracias, por supuesto, al increíble tirón de Un monstruo viene a verme) sino al cine español en general y a los 120 años que han pasado desde el rodaje de la que está considera la primera película patria, Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza.

La Gala de los Forqué se celebró por vez primera en Andalucía, en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, y lejos de un escenario en Madrid.