Un año más, el Bulevar del Gran Capitán se llena de rarezas y curiosidades literarias de la mano de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, que llega a su 34 edición con la presencia de 14 librerías de muy distintos puntos de España que, en muchas ocasiones, nos devuelven a otras épocas en un verdadero ejercicio de nostalgia.

Así, hasta el 9 de noviembre, es el momento de buscar ese libro que nunca compramos y ha dejado de estar en el mercado bibliográfico o de dejarnos sorprender, no solo ante algunos viejos volúmenes, sino ante antiguos discos de vinilo, carteles, láminas y otras curiosidades, todo ello a precios muy populares. "Podemos encontrar unos libros espléndidos de forma asequible y acercarnos a todos los géneros literarios", señaló ayer el teniente de alcalde de Cultura, Juan Miguel Moreno Calderón, que subrayó durante la inauguración de la feria que este encuentro "forma parte del interés por el fomento de la lectura, una prioridad para todos los ayuntamientos".

"Eventos como estos pueden ser paradigmáticos para hacer que la cultura llegue a más gente y sea accesible a todos los ciudadanos", continuó el concejal. Por su parte, Rosa Sardá, coordinadora de esta cita, mostró su "satisfacción" por volver a Córdoba, reiterando que este tipo de ferias tienen como objetivo "buscar lo que no se ve habitualmente en las librerías" y en ellas se pueden encontrar "desde litografías taurinas hasta grandes libros de arte", aunque, si no se halla lo que se busca, "muchas veces podemos toparnos con algo inesperado". "Hay que venir, porque seguro que hay algo que llama la atención", continuó la librera, que asegura que "viene mucha gente con sus listas para completar colecciones, ya sean de cómic o de novelas de un autor".

Sardá también destacó que este año algunos libreros han traído colecciones de discos de vinilo "sumamente curiosos y raros", insistiendo en que se pueden encontrar "verdaderas joyas". Con la experiencia que le dan las 34 ediciones de esta feria, Sardá aseguró que "las perspectivas van mejorando, aunque no se puede olvidar el momento que vivimos", reconociendo que el año pasado "vendimos muchos más ejemplares de libros, pero de menos valor económico". Entre las cosas más curiosas que le han pedido los lectores, Sardá recordó a un cliente que buscaba libros de Bachillerato de los años sesenta y a otro que quería los libros de su juventud. Lo dicho, todo un ataque de nostalgia.