Orquesta de Córdoba

Director invitado: Miguel Romea

Programa: Obras de F. Delius, E. A. Chabrier y K. Goldmark

Lugar: Gran Teatro

Tres autores prácticamente desconocidos para el gran público fueron el eje del noveno concierto de abono de la Orquesta de Córdoba, que actuó bajo la batuta del entusiasta director madrileño Miguel Romea. El programa interpretado estuvo formado por obras de finales del siglo XIX y principios del XX, de temática bucólica y rural.

El periodo final del Romanticismo, pródigo en descripciones de la naturaleza, es terreno abonado para la evocación de escenas pastoriles y cielos tormentosos; sin embargo, el poco contraste entre las piezas programadas --tres obras compuestas entre 1875 y 1911, tres autores no demasiado conocidos, tres composiciones muy cercanas geográfica y culturalmente-- dejó caer un velo monocromo sobre el público, que se hizo más opaco y evidente al ir avanzando el concierto. Las obras tienen su interés de forma autónoma --aunque quizás la más ambiciosa y enriquecedora es Escuchando al primer cuco de la primavera , de Delius, la pieza más delicada, cruzada por visiones veladas, casi como una ensoñación en las manos de la Orquesta de Córdoba y Romea--, pero tanta similitud termina por cansar.

En cuanto a la dirección del maestro Miguel Romea --muy interesante en su alocución inicial--, que fue muy trabajada, atenta y emotiva, condujo a la orquesta hasta el excelente nivel al que está a punto de acostumbrarnos. La metamorfosis que ha sufrido nuestra orquesta en esta temporada no solo nos permite disfrutar de una sección de cuerda absolutamente solvente frente a partituras de calado, la interpretación del jueves de secciones como el viento madera o la percusión construyen una formación que, además, tiene la flexibilidad suficiente como para interpretar piezas del clasicismo, de música contemporánea y de toda la franja cronológica que queda entre ambos momentos.