Segunda película del realizador argentino Martín Hodara, cuya carta de presentación fue La señal. Quizás el mayor aliciente de esta producción sea la presencia en el reparto de nombres como el de Sbaraglia y el mismo Darín, y también están Laia Costa, Dolores Fonzi y Federico Luppi, entre otros. Este drama, con cierto suspense, narra a través del reencuentro de dos hermanos la historia familiar que cuando eran niños supuso todo un trauma para ellos. Sbaraglia es el menor que vuelve a su tierra natal, junto a su esposa embarazada, para cumplir la última voluntad de su padre e intentar convencer al hermano mayor, un salvaje solitario y asocial encarnado en Darín, de llevar las cenizas del padre a un lugar muy concreto que sólo el primogénito conoce, y también de vender las tierras del fin del mundo en que vive desde entonces, rodeado de nieve y agrestes montañas.

Y aquí residirá el conflicto entre ambos personajes, ya que uno desea vender y el otro no. Además hay una hermana ingresada en un centro psiquiátrico al que deben hacer frente económicamente. Un hecho del pasado marcará el ritmo del relato, a base de numerosos flash-backs se irá dosificando la información sobre lo que ocurrió años atrás en la familia cuando uno de los hermanos murió. Las interpretaciones son excelentes (lo mejor de la película), la fotografía también está muy cuidada (sobe todo cuando se registran los abruptos paisajes que sirven como marco escenográfico). Todo tiene muy buen acabado, técnicamente hablando, aunque quizás se echa de menos cierta profundidad en los personajes descritos en el guión de este correcto filme, donde la intriga mantendrá al espectador pendiente del conflicto entre estos Caín y Abel en la Patagonia.

Nieve negra pasó por la última edición del Festival de Cine en Español de Málaga, aunque no recibió distinción alguna. Esperemos que las producciones galardonadas (Verano 1993, Últimos días en la Habana, No sé decir adiós…) no se hagan esperar demasiado.