Frank Gambale

Lugar: Gran Teatro

Día: Jueves, 9 de julio

Para gustos hay colores, o algo así se dice cuando debes elegir entre los, a priori, dos grandes conciertos de artistas ineludibles, aunque bien distintos. Bob Dylan y Frank Gambale en Córdoba, a la misma hora. Mientras Mr. Zimmerman llenaba el Teatro de la Axerquía, los seguidores del australiano, incluso venidos de otras provincias, lo hacían a medias en el Gran Teatro.

Los que elegimos este último, un grande de la guitarra, erudito de pluma sobre el instrumento y una hoja de servicios espeluznante junto a los mejores músicos del planeta, que le admiran, como Chick Corea, Billy Cobham y tantos otros, sabíamos que nos encontraríamos una disertación guitarrera sin fisuras, basada en un escrupuloso conocimiento de los pilares, en cuanto a estilos inmortales se refiere, jazz, blues, rock, fusionados con la herencia común de su época, los años setenta. Un bagaje que, junto a su dilatada experiencia, le permite pasar casi de puntillas por este festival de Córdoba. Pulcritud, método y mesura en un concierto diametralmente opuesto al del día anterior con Marc Ribot y el vértigo de sus montañas rusas .

El curtido y virtuoso Frank Gambale consideró que las muescas de su Carvin, la única guitarra que lució sin cambiar en todo el concierto, podrían asumir el riesgo, o el contratiempo, de cambiar una banda entera y ensayar en Córdoba los dos días anteriores a este concierto, que tuvo un precedente en otra edición con el contrabajista John Patitucci, que llegó a repartir las partituras en la prueba de sonido a otra banda express reclutada en Europa. Valor y maestría, se les supone, y lo demuestran, pero nunca pueden sonar igual que con el grupo habitual, ni como sus discos, de intensidades muy superiores.

Con estas, y con todas las reverencias que se merecen el meritorio e impoluto trabajo, sobre todo en sus respectivos solos, de los nuevos gregarios centroeuropeos del lujoso banquillo de Frank Gambale, la primera parte del concierto del camberrano fue abordada por el tedio. La empalagosa asepsia a la que sometió a sus incondicionales y a su propio repertorio, que comenzó con Magritte , del disco Thinking Out Loud , le conferían de nuevo la orla "sambenítica" de "guitarrista para guitarristas", que no es baladí, y menos en este festival, ya que Gambale no yerra nunca, rayando en una perfección subjetiva y casi automática de armonías e interpretación, frente al "pellizco", por ejemplo, que diría un flamenco. Pero esa es la trinchera y el sello personales de este histórico guitarrista.

No obstante, el espectáculo de esta enciclopedia viviente de la guitarra, inventor de amplificadores y de técnicas de digitación, fue a más, y entre broma y broma, y saltos de estilos, samba, blues, funk, rock, Gambale encandiló a sus adeptos, con reparto de púas incluido, por su ya inherente musicalidad y su estándar de excelencia, ya incluido en la historia universal de la guitarra.