Rastrean en el pasado y con pasión desmesurada escriben historias de sus pueblos y ciudades. Los cronistas oficiales cordobeses, agrupados en una asociación que sobresale en España --presidida por José Antonio Morena--, ven recompensados sus trabajos de investigación en la publicación del volumen IX Crónica de Córdoba y sus pueblos . Este año, el libro, que fue presentado en Aguilar de la Frontera, recoge 29 estudios y, como testigos directos, los cronistas sacan a la luz viejas costumbres, difunden grandes riquezas y dejan una importante huella en la cultura y el patrimonio local.

¿La figura del cronista está, actualmente, valorada?

--Evidentemente, el cronista de hoy no es como el de antes, y son muchos los ayuntamientos que acuden a su cronista para pedirle consejo y orientación. Su labor es altruista, por puro amor al pueblo.

¿Como el gran amante de su tierra natal o el que ha encontrado su lugar en el mundo?

--Exactamente. Es una persona interesada por la cultura local, que se desvive por un documento, intenta recuperar una tradición y siempre está preocupado por su pueblo.

Pero, parece un trabajo callado, ¿o se hace notar?

--Suele ser una labor callada y con ella no hay protagonismo. Su cargo es honorífico, gratuito y vitalicio. El cronista se dedica a narrar y describir los hechos del pasado y del presente de la localidad.

¿Y se le escapan algunas facetas, es decir, las nuevas influencias literarias, musicales o excedencias gastronómicas?

--Hoy en día su labor es más de investigación, ya sea histórica, artística o folclórica e insiste mucho en recuperar las tradiciones de su pueblo. Como es un colectivo muy heterogéneo, formado por médicos, arquitectos, abogados, arqueólogos, profesores, curas, etcétera, cada uno trabaja en la parcela que domina dependiendo de su formación.

¿Qué méritos debe tener una persona para obtener este título?

--Suele tener formación académica, aunque no es necesaria. Es una persona que se dedica a fomentar y difundir la riqueza de su entorno y escribe sobre ello. Pero la distinción en sí no tiene nada de extraordinario, es como cuando un Ayuntamiento nombra a alguien hijo predilecto, adoptivo o ciudadano honorario. Hay ayuntamientos que llaman al cronista para temas culturales, bien para confeccionar una bandera municipal, el escudo heráldico o para asesorar en temas de patrimonio local.

¿Todos los pueblos de Córdoba tienen un cronista?

--Prácticamente todos. Sólo hay 12 pueblos que, en la actualidad, no tienen. Córdoba cuenta con 79 cronistas que representan a 63 municipios, incluida la propia capital.

Creo que hay pocas mujeres en el gremio.

--En Córdoba sólo hay dos. Rosario Fernández es de Pedro Abad e Inmaculada Eloisa Pozuelo es de El Guijo. Por eso, uno de nuestros objetivos es que la mujer tenga mayor presencia en nuestra asociación.

¿La historia de Córdoba y de sus pueblos quedaría incompleta sin los cronistas?

--Creo que sí. La mayoría de ellos han escrito una historia de su pueblo y se dedican a rescatar lo perdido en el pasado. Los libros publicados por la asociación constituyen una pequeña enciclopedia de la provincia de indispensable consulta para conocer la realidad histórica y cultural de nuestros pueblos. También hay mucha incomprensión, porque hay cronistas que escriben algún libro y les cuesta mucho trabajo que se lo publiquen.

Entonces, ¿el volumen ´IX Crónica de Córdoba y sus pueblos´, con 29 trabajos de investigación, es todo un logro?

--Es una satisfacción porque ves como los estudios realizados por miembros de la asociación de cronistas tienen una repercusión gracias a la colaboración de la Diputación y Cajasur. El contenido del libro, cuya edición ha quedado muy digna, es inédito y, como su publicación es anual, los cronistas cada vez están más motivados.

¿Cuáles son los proyectos más ambiciosos de la asociación que representa?

--Tenemos que entrar ya en internet creando una página web, pero, sobre todo, queremos conseguir que todos los pueblos tengan sus cronistas y que sus trabajos sean difundidos. En breve se presentará en la Diputación un libro elaborado básicamente por los cronistas de Córdoba que analiza la contribución de las mujeres al patrimonio histórico de la provincia.