La industria del cine parece estar empeñada en jubilar a sus más ilustres directores, pero Fernando Colomo, de 72 años, se resiste a entrar en el asilo. Después de realizar con dinero prestado por amigos la humilde y preciosa La isla bonita, el padre de la comedia madrileña (autor de Tigres de papel, película de 1977 que estuvo seis meses en cartel) vuelve al cine industrial con La tribu, la gran apuesta del año de Atresmedia. El filme está basado en hechos reales: unas señoras de Badalona se reúnen para practicar street-dance en una academia. No son profesionales, pero ponen el corazón en cada paso e, incluso, llegan a un concurso de televisión. El baile es su manera de sentirse un grupo, una familia. Mover el cuerpo a ritmo de la música es una vía para olvidar problemas y disfrutar un poco de la vida.

-¡Qué oportuno estrenar la película poco después de la huelga feminista del 8M!

-Una casualidad total, porque llevamos con esta historia más de tres años. La tribu habla de la mujer de más edad y de no tener miedo. Nos atraía mucho sacar en el cine a personajes que normalmente son más invisibles, tanto por edad como por físico y clase social. En la mayoría de películas actuales las mujeres siempre son jóvenes, guapas y con tipazo. Nuestras protagonistas son de carne y hueso.

-¿Es feminista?

-No me atrevo a decirlo, pero desde luego el feminismo es importante.

-¿Por qué no se atreve?

-Porque si lo digo a lo mejor hay quien desconfía y me llama machirulo. Apoyo totalmente a las feministas. El papel de la mujer en la sociedad tiene que cambiar, pero también muchas mujeres tienen que hacerlo. Hay mujeres que no son feministas o que no se lo plantean. O, peor, colaboran con el machismo igual que muchos franceses colaboraron con los nazis sabiéndolo o sin saberlo. La huelga del 8M me pareció muy importante. El feminismo es absolutamente necesario.

-Volviendo a la película, ¿el grupo de mujeres en el que está basada se llama la Tribu?

-Es la Academia de Badalona la que se llama así, Tribu Urbana Dance. Las Mamis, que se llaman así porque todas iban a la academia a acompañar a sus hijos, son una tribu. Más que un club de baile son un grupo de autoayuda.

-¿Cómo las conocieron?

-En una de sus clases en la Pompeu Fabra, Joaquín Oristrell [guionista del filme junto con Yolanda García Serrano y Colomo] pidió a sus alumnos que, en lugar de escribir algo, le trajeran un vídeo de algo que les llamara la atención. Un alumno grabó a Las Mamis. Oristrell nos lo enseñó y nos gustó. Vimos a unas señoras que no tenían físico de bailarinas y que, sin embargo, lo hacían muy bien. Ponían pasión y entusiasmo. Nos fuimos a Badalona y las conocimos, y ahí es cuando nos percatamos de que, más que un club de street-dance, era un grupo de terapia. El baile es antidepresivo, como cantar en un coro. Ellas se conocían, eran muy amigas y se apoyaban las unas a otras. Algunas de ellas sufrían temas serios, como el cáncer o los malos tratos. Pero eran una piña. Eso es lo que hemos querido tratar en la película, en la que hemos añadido toda una historia de ficción alrededor del hijo biológico de una de ellas que pierde la memoria tras un accidente.

-Reúne a dos actores muy queridos por el público, Carmen Machi y Paco León.

-Confiábamos tanto en los dos que esperamos un año para tenerlos disponibles. Nos dio tiempo a madurar mucho el guión y a prepararnos, porque los bailes llevaban mucho esfuerzo. Y eso que contamos en el elenco con dos de las mamis originales. Machi y León han puesto todo de su parte. Su amistad fuera de la pantalla era perfecta para la película.

-‘La tribu’ reivindica la bondad.

-Sí, siempre tenemos el prejuicio de que parece más importante lo que es más terrible y que todo hay que verlo con pesimismo. Pero una lección que aprendimos de Las Mamis era su capacidad para superar problemas importantes gracias a su amistad.

-Atresmedia tiene todas las expectativas comerciales puestas en esta película. ¿Le supone mucha presión?

-Soy como Simeone, voy partido a partido.

-Pero reivindica la palabra ‘comercial’.

-Por supuesto. Es necesario que el cine que hacemos sea comercial porque si no, se deja de hacer. Lo difícil es realizar filmes comerciales sin renunciar a cosas. Estoy contento porque me han dado libertad casi total y nadie me ha puesto un solo problema en este sentido.

-¿Y dónde podemos ver la ‘marca Colomo’?

-Intento no tener sellos ni marcas, aunque es evidente que mi personalidad está ahí.