Lleva la música dentro y, de momento, no parece que vaya a abandonarle, prueba de ello es que este emblemático músico al que muchos recuerdan como uno de los componentes del mítico grupo Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán acaba de sacar un nuevo disco, Re, cuyas canciones desplegará en Córdoba el próximo sábado, en la sala Golden Club, aunque no serán las únicas. José María Guzmán (Madrid, 1952), acompañado de la banda cordobesa Pop Supuesto, hará un recorrido histórico por temas que conocen varias generaciones, aunque no le pongan cara a su autor.

-Llega a Córdoba con un nuevo disco después de cinco años sin grabar, ‘Re’. ¿Qué encierra este título? ¿Cómo son sus nuevas canciones?

--Re es un acorde musical, pero para mí es un sonido verde, es la naturaleza, los árboles, el musgo. Es refrescante, revolucionario, es retomar la vida de otra forma, renombrar, empezar de nuevo, renacer. Y la música es muy fresca. Básicamente, es lo que quiero transmitir.

-¿Necesitaba renacer?

--Sí. Pero yo tengo que renacer continuamente, porque, si no, me muero poco a poco en la desidia. Necesito nuevas cosas para estar vivo, para revivir.

-El público que acude a sus conciertos espera lo mejor de su repertorio. ¿Qué va a tocar en Córdoba?

--Más que canciones de este último disco, que alguna caerá, haré temas conocidos, porque a mí lo que me interesa es contactar con el público con lo que espera de mí. Haré un recorrido por canciones de todos los grupos con los que he estado, desde Solera, en 1973, pasando por Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, Cadillac… Toda la gente que venga a verme va a reconocer y a poner una cara a temas que todos han cantado y que han pasado de padres a hijos.

-Ha vivido siempre de la música en múltiples facetas. Si tuviera que volver atrás, ¿haría lo mismo o se centraría en una carrera en solitario?

--Haría lo mismo que he hecho. Si estoy solo ahora es porque la vida me ha llevado a ello. Es raro verme en solitario tocando la guitarra en algún sitio. Lo que más me gusta es tocar con un grupo. Es triste ser un Dylan o un Nino Bravo sin grupo. Necesitas siempre algún apoyo.

-Y en este caso se apoyará en una banda cordobesa, Pop Supuesto.

--Así es. Ellos han ensayado sin mí las canciones. Los conozco desde hace mucho y con Carlos Carrión trabajo desde hace tiempo.

-¿Qué supuso la unión de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán?

--Fue un poco desastroso al principio porque en aquella época luchábamos con los grupos de las canciones del verano, como Fórmula V, Los Diablos o Los Puntos. Eran grupos muy comerciales y era muy difícil luchar contra eso. Nos remitimos a ser grupo de invierno, que era mucho más frío y de pasar mucha más hambre. Hacíamos música muy especial para la gente que lo entendía, porque en aquella época algunos nos llamaban raros. No vendíamos discos, éramos más bien un grupo de culto porque hubo gente que entendió que era una cosa que estaba bien hecha y que no se había escuchado antes.

-Fue una banda que también tuvo que lidiar con la censura de la época.

-Sí. La censura estaba, lo que pasa es que se le escapó algún título, alguna canción, como, por ejemplo, Jovencita, que escribió Rodrigo.

-¿Cuál es su canción más importante?

--Una que se llama El país de la luz, que esta dedicada a la gente buena, de corazón noble y honesto. Esa es la gente que me atrae, que me da vida.

-¿A quien le cantaría hoy ‘Señora Azul’?

--Quizá, a la prensa. Señora Azul está dedicada a los críticos que ven los toros desde la barrera y escriben o dicen cosas que no son. Los había en aquella época y los hay en esta. Algunos se dedicaban a criticar el trabajo de alguien sin ni siquiera haber ido a verlo, como nos pasó a nosotros. Pero para nada el azul tiene reminiscencias políticas. Muchas veces me preguntan si tiene que ver con el Partido Popular o con Franco, y no es nada de eso. Podía haber sido verde o marrón.

-¿Cómo ha visto en todos estos años la evolución de la música y del oficio del músico?

-Cada vez hay más músicos y menos cultura musical. Hay mucha oferta, pero no tanta demanda. Desde hace tiempo, la música es muy enlatada. El momento álgido en España fueron los años ochenta, yo salí con Cadillac en ese tiempo. Luego, empezó a decaer, y el hecho de que no se dé valor al trabajo de un músico ha hecho que la música esté devaluada. Ahora, los jóvenes tienen que alquilar el local para poder tocar, y eso es lo que menos se debe hacer. Es preferible que toques gratis para tus amigos en casa.

-¿Cree que la televisión es justa con la música?

-La cultura no interesa porque te hace pensar, preguntar. Y no interesa un ciudadano que busque y piense. Eso no da dinero, da poder al alma de las personas.